Va a llover... y lo sabes

Julio Iglesias tuvo que suspender a última hora su concierto por el tiempo en las fiestas de León en 1992 con más de 7.000 personas con su entrada ya comprada

Jorge Alonso
13/08/2022
 Actualizado a 13/08/2022
Julio Iglesias saluda al público que le esperaba en el viejo estadio Antonio Amilivia. | MAURICIO PEÑA
Julio Iglesias saluda al público que le esperaba en el viejo estadio Antonio Amilivia. | MAURICIO PEÑA
Era el concierto que cerraba las fiestas de San Juan y San Pedro en León aquel 1992, un verano que posiblemente pocos olviden por la importancia que tuvo para el país. Sin embargo, la lluvia apareció aquel 29 de junio y obligó a suspender la presentación que un mito de la música española como Julio Iglesias tenía previsto dar en el viejo estadio Antonio Amilivia.

Dos días después los reyes, Juan Carlos I y doña Sofía, realizaron la tercera visita oficial de su reinado para clausurar la exposición ‘Las Edades del Hombre’, pero no se falta a la verdad si se reconoce que el revuelo que levantó en la ciudad Julio Iglesias fue mayor que el de los monarcas. Porque desde que pusiera un pie en León, el artista ya entonces afincado en Miami contó con un pelotón de fans a su alrededor que llegaron a romper el cordón policial que le escoltaba. Iglesias llegaba para presentar el que entonces ya era su ¡24º! álbum de estudio, ‘Calor’, que cuando llegó al Amilivia ya había vendido nada menso que casi 3 millones de ejemplares.
Una tormenta eléctrica cerca de la hora del inicio hizo suspender el recitalCon 7.000 leoneses con su entrada y muchos más esperando a comprarla en taquilla, una tormenta eléctrica con todo ya preparado en el viejo estadio obligó a anular el concierto no sin que el protagonista abandonase el recinto entre vítores.

No actuó Julio Iglesias en León, pero sí alimentó su fama en provincias con varias entrevistas con la prensa leonesa que son el mejor ejemplo del personaje y su época. Dejó perlas el artista madrileño tales como «estoy mucho mejor de cintura para abajo que de cintura para arriba», «si yo fuera un mariquita sería el mayor mariquita del mundo» o, a la pregunta de si no tenía intención de casarse, la respuesta de «me gustan demasiado las chavalas, las gorditas, las bajitas, las altas, todas, absolutamente todas».

Menos mal que hemos cambiado.
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