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Unos pocos, otros muchos

25/04/2021
 Actualizado a 25/04/2021
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Dos semanas, catorce días, 336 horas: solo queda eso para estar más cerca de la normalidad. El próximo nueve de mayo finalizará el estado de alarma y, aunque el virus seguirá acechando y debamos ser precavidos, podremos volver a disfrutar de todo aquello que se nos ha prohibido durante varios meses. Quizá la esperanza se encuentra en actos comunes como una cerveza en la terraza de un bar pasada la medianoche, un desplazamiento a otra zona del país para disfrutar de nuestros seres queridos o el simple y placentero deseo de viajar por España sin preocupación por los cierres perimetrales. Sea cual sea nuestra principal ilusión, ya solo nos quedan catorce días para hacerla realidad.

Si hay algo que nos ha enseñado esta pandemia es que la vida es impredecible y si hay un motivo por el que escribo esta columna es porque, a partir de mañana, estaré perimetralmente confinada en mi zona básica de salud. Aunque esto apenas vaya a trastocar mi vida en estas dos semanas, sí es llamativo que el criterio sanitario para decretar su cierre no tiene mucho sentido, aparentemente. La realidad es que la incidencia acumulada de mi zona es de 424,32 y el riesgo de contagio es alto, demasiado quizá. Sin embargo, otros lugares como Boadilla del Monte, Cortes o Justicia nos superan por goleada. Como se pueden imaginar, ahí no hay confinamiento alguno. Si realmente prima el criterio económico sobre el sanitario, esto no tiene ningún sentido. Y si lo tiene, es para los de siempre.

Cuando llegue el nueve de mayo y todos parezcamos estar en las mismas condiciones, será el momento de recordar que no es así y que nunca lo ha sido. De norte a sur y de este a oeste, no hay rincón de España que se libre de una estructura que favorece a unos pocos en detrimento de otros muchos. Por ello, dentro de catorce días todos creeremos que la libertad está de nuestra parte, que somos iguales por viajar a algún lado o por poder quedarnos hasta tarde en la calle, olvidando así que hay quienes sí han podido hacerlo durante estos meses porque enfrentarse a una multa no hacía temblar su bolsillo.
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