Unos días de descanso en el Bierzo "para desconectar del rugido del volcán"

Una familia berciana residente en La Palma, a sólo cinco kilómetros de Cumbre Vieja, acerca en primera persona el drama de la isla y las duras sensaciones que se viven tras la erupción

Diana Martínez
05/10/2021
 Actualizado a 05/10/2021
El volcán, visto de la azotea de la casa familiar en Los Llanos. | L.N.C.
El volcán, visto de la azotea de la casa familiar en Los Llanos. | L.N.C.
 «Verlo por televisión o contarlo por teléfono es una cosa y lo que se está viviendo allí es otra muy distinta».Ángel Cerecedo, ‘Gelo’y su madre Araceli López, naturales de la localidad de Guímara, en el berciano valle de Fornela, viven desde hace dos semanas, desde el Bierzo, pendientes constantemente de la erupción del volcán de la isla de La Palma.

Allí residen desde hace cinco años. En julio se vinieron para pasar el verano en Fabero y Guimara. Pero en La Palma se quedaron la esposa de Gelo y sus hijos. Su casa, en el municipio de Los Llanos de Aridane, de unos 20.000 habitantes, dista unos cinco kilómetros de la ya famosa Cumbre Vieja que desde hace dos semanas escupe cenizas, humo y lava.

«Yo y mi madre teníamos billete para volver el día 12, pero ella es mayor, tiene miedo y creo que nos vamos a quedar, mi mujer me dice que es mejor que nos quedemos aquí, que esperemos un poco a volver»,explica.

Hace unos días vino al Bierzo desde La Palma su hija Meritxell. Ella sí que fue testigo directo de los terremotos previos y del estallido del volcán. «Fue un gran temblor, resonó muchísimo, me llegó un mensaje al móvil de un amigo que me dijo: ya ha estallado. Subí a la azotea y lo vi en frente. Empecé a temblar y a llorar, nunca había visto nada igual. Pensábamos que los temblores iban a ser como en El Hierro, pero no que iba a estallar el volcán como lo hizo».

Su casa no está en territorio directamente afectado, pero «tenemos mucha gente conocida que lo ha perdido todo, es muy triste», lamenta la joven, a quien le daba mucha pena salir de La Palma viendo como se encuentra la isla. «Yo tenía ya previsto salir en mis días de vacaciones, pero ahora tenía una sensación muy rara al irme de allí... pero es verdad creo que todo el que ha podido salir unos días ha salido de la isla porque hace falta desconectar. Porque allíestar día y noche con ese rugido constante, sin dormir, con miedo...», explica. La noche iluminada por los ríos de lava, el olor a plástico quemado cuando la colada alcanzó los invernaderos, a azufre cuando los fluidos alcanzaron el mar... son sensaciones que se quedan grabados, reconoce Meritxell.

Y es que todo esta tragedia del volcán llega a la zona después de una pandemia y de otro suceso, un gran incendio en agosto en montes de los municipios del Paso y Los llanos que arrasó con hasta 60 viviendas y fincas. «Aún la gente se estaba recuperando de eso y llega el volcán», recuerda. Para muchos, todo es como de película.

Gelo, contento de tener a Meritxel cerca estos días, recuerda con mucho miedo e incertidumbre, angustia y preocupación los primeros días. «Allí estaban mi mujer, mis hijos, mis suegros que son mayores... él ya ha vivido tres volcanes y fue al hablar con él cuando me tranquilicé un poco, aunque es verdad que dicen que los que ha vivido, ninguno es como éste».

Con su testimonio, tratan de acercar un poco la situación real de La Palma al Bierzo, que queda muy lejos de allí. Pero aún desde la distancia, se puede ayudar a quien lo ha perdido todo.

«Mucha gente allí estamos ayudando reuniendo comida, ropa, cosas para la gente que ha perdido sus hogares, pero desde fuera es más difícil ese tipo de ayuda». Por eso, Meritxel anima a la gente que se sienta concienciada con el dolor y el drama de tantas familias de las isla, que ayuden, sin lo desean, con un donativo en las cuentas bancarias que se han habilitado para la ayuda en el Cabildo de La Palma o en los ayuntamientos de los municipios afectados. «Por pequeños que sea, seguro será de gran ayuda», apunta.

Con la esperanza de que las cosas se normalicen poco a poco, Meritxell regresará en unos días a la isla para retomar su trabajo. Gelo y Araceli probablemente se queden aún en el Bierzo hasta que las cosas estén mejor.«Los vuelos están más limitados y es verdad que podríamos viajar a Tenerife y luego iren barco a La Palma, pero por el momento creo que nos vamos a quedar». A seguir pendientes de la tele, de las noticias y de la familia que sigue en la isla. Bien, pero con ganas de que se acabe la pesadilla.
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