Unión Ibérica

Desde que el alcalde de Oporto lanzó la idea de que tanto en España como en Portugal es necesario tender puentes hacia una fusión hispanolusa, aquí y allí se han multiplicado las reacciones que, por un lado, avivan el sentimiento de iberismo impulsado por escritores como Fernando Pessoa, José Saramago, Ortega y Gasset o Miguel de Unamuno, mientras que en otros extremos se piensa que es un argumento del colonialismo que antaño daba a nuestra piel de toro el título de imperio.

Hay cierta irritación en Portugal a consecuencia del ‘Iberolux’, la propuesta del independiente Rui Moreira, que pide cooperación entre España y Portugal usando el Benelux como modelo para buscar un nombre comercial con un gancho aparente, aunque en la barra de bar esta idea suene más a una nueva marca de ventanas que fabrica tragaluces para los áticos y azoteas.

Ya le he dicho que mientras mucha gente que tengo alrededor sigue pensando que Portugal es como el pariente pobre, el país vecino nos da cien vueltas en muchas cosas. Tampoco le he ocultado nunca que cada dos por tres cruzo La Raya y voy a pasar el día o el fin de semana a uno de tantos lugares que estas tierras que antaño fueron parte del Reino de León –para que vea que tenemos más cosas en común– nos ofrecen. Se lo aseguro.

Pero de ahí a la unión oficial de España y Portugal, qué quiere que le diga… La cuestión es que llevamos cuarenta años de reuniones bilaterales y cumbres donde se habla mucho y se dan titulares muy buenos, pero se hace muy poco. Como la estrategia ibérica contra la despoblación en zonas transfronterizas o la conexión por autovía entre León y Braganza, que corre más prisa y el día que sea una realidad habrá que celebrar fiesta nacional en los dos países.

Por eso, entre otras cosas, cuando resurge lo de la Unión Ibérica, me acuerdo de una frase del Duque Duarte Pío de Bragança –aspirante al desaparecido trono portugués– parafraseando a otro monarca cuando recomendaba a los españoles que combaten por alcanzar una unión hispanolusa centrarse primero en mantener la unidad de España.