Unicaja y Liberbank reúnen a sus consejos este martes para aprobar la fusión

Es un trámite imprescindible para convocar a sus respectivas Juntas de accionistas, que podría ser entre febrero y marzo

Ical
29/12/2020
 Actualizado a 29/12/2020
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Unicaja y Liberbank reunirán este martes a sus Consejos de Administración para analizar y, en su caso, aprobar el proyecto de fusión y lanzar una operación que en caso de recibir el visto bueno jurídicamente podría estar culminada a mediados del próximo año, según fuentes del sector.

La reunión de los máximos órganos de administración sería el pistoletazo para crear la quinta entidad de España, con 108.959 millones de euros en activos (62.145 millones procedentes de Unicaja y 46.814 millones de Liberbank), conforme a sus últimos datos correspondientes al cierre de septiembre. El grupo sumaría 1.591 sucursales (1.015 del grupo malagueño y 576 de Liberbank) y una plantilla de 9.929 trabajadores (6.249 Unicaja y 3.680 del grupo con sede en Asturias).

En caso de recibir el visto bueno de los consejos, comenzará a correr el plazo de un mes para que un experto externo nombrado por los Registros Mercantiles efectúe el correspondiente análisis independiente de la transacción, a fin de verificar aspectos como la valoración económica que justifica el canje accionarial.

Se trata de un trámite imprescindible para convocar a sus respectivas juntas de accionistas, que serían las que aprueben en última instancia el proyecto y que, tomando de referencia los tiempos consumidos en la fusión de Caixabank y Bankia, podrían proyectar sus reuniones en los meses de febrero o marzo.

Con el visto bueno de los dueños de ambos bancos, la operación quedaría ya solo a expensas de obtener los pertinentes permisos regulatorios, de forma que la fusión jurídica podría acabar culminada a mediados del próximo año y solo pendiente del ensamblaje operativo, según indicaron a Servimedia las fuentes consultadas.

Los Consejos de Unicaja y Liberbank oficializaron a principios de octubre sus contactos para analizar la fusión, dando luz verde para la contratación de los correspondientes asesores. Unicaja buscó apoyo en PwC, Mediabanca y Uría y Menéndez, como asesores para la 'due diligence', como banco de inversión y firma legal. Liberbank lo hizo a su vez con Deloitte, Deutsche Bank y Ramón y Cajal.

Son las mismas firmas en las que ya se asistieron cuando analizaron su unión el pasado año y partían, por tanto, con gran parte del trabajo ya avanzado, incluida la identificación de los aspectos más espinosos.

En 2018 analizaron el proyecto de concentración y lo descartaron entrado el ejercicio 2019 por desavenencias en la valoración de las entidades y por la participación que en el nuevo grupo conservarían sus accionistas.

Dicha situación se resolvió relativamente pronto, llegando a un acuerdo donde la nueva entidad estará participada en alrededor del 59,5 por ciento por los actuales propietarios de Unicaja y el 40,5 por ciento por los accionistas de Liberbank.

Sin embargo, las conversaciones se hicieron más complicadas por cuestiones más relacionadas con el gobierno corporativo. La nueva entidad, que mantendrá la sede en Málaga y el nombre de Unicaja, arrancará con su presidente, Manuel Azuaga, como presidente ejecutivo manteniendo como ‘número dos’ a Manuel Menéndez, consejero delegado de Liberbank.

En el cuadro de mando trazado, Unicaja se garantizaría así la presidencia con máximos poderes, pero solo de manera transitoria ya que Azuaga se retirará en dos años, cuando cumpla los 75 fijados para el retiro en sus estatutos.

Su relevo ya está previsto por otro ejecutivo nombrado por el grupo malagueño. Sin embargo, el Banco Central Europeo (BCE) ha impuesto que en ese momento la presidencia pierda sus funciones ejecutivas para que el banco aplique el esquema de gobierno corporativo que está exigiendo a todas las entidades: una presidencia no ejecutiva y que el consejero delegado asuma dichas funciones.

El cambio de competencias, por exigencia del BCE, suscitó reticencias en el Consejo de Unicaja complicando las conversaciones, que ahora parecen salvadas. Cuando pase el periodo transitorio y se aborde el relevo de Azuaga se producirá una reevaluación de las nuevas funciones de la presidencia y del cargo del consejero delegado.
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