Una vida calzando a León

Con 15 años, y después de que en medio de un atraco su tío falleciera víctima de dos disparos, Ángel Martínez tomó las riendas de La Revoltosa, un negocio centenario en el Húmedo

Isabel Herrera
15/02/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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Ángel Martínez tiene 83 años y ya nació entre los zapatos del negocio que regentaba su tío, Emilio Prieto Malagón, al que ya de chaval bajaba a ayudar. Creció entre las paredes de La Revoltosa, desde cuyo escaparate veían pasar la vida de la capital leonesa que, por aquellos años –hablamos de la década de los cuarenta– tenía en esta zona el centro neurálgico de la ciudad. Con apenas 15 años vivió un episodio desgraciado que marcaría su vida, ante sus ojos, en medio de un atraco, el conocido maqui Ramos mató a su tío de dos tiros. El negocio pasó a manos de la esposa de don Emilio, aunque Ángel, siendo un crío, se convirtió en el verdadero alma del negocio. Con 18 años ya era el titular del mismo.

Su hijo, también Ángel de nombre y Martínez de apellido, relata con orgullo cómo cuando todo eran número rojos en la zapatería, su padre, con poco más de 15 años, cogió un hatillo, se subió a un tren y se fue a renegociar los pagos. Su empuje debió convencer a las que entonces «eran consideradas instituciones a nivel de fabricar zapatos en España, que le echaron una mano».

«Con mucho trabajo, con mucho empeño y dedicación, hemos llegado hasta aquí; mi padre ha tenido siempre una vista comercial muy aguda y su vida han sido los zapatos, ha vivido para y por los zapatos», explica Ángel hijo, que añade que todavía a día de hoy, con 83 años, sigue teniendo contacto diario con las tiendas, que a día de hoy son cinco las que tienen, aunque durante toda su trayectoria Don Ángel ha abierto, no de manera simultánea, del orden de unas 15 tiendas que han ido abriendo y cerrando.
No saben con exactitud cuándo se fundó el negocio «pero seguramente sea centenario». Ni tampoco el por qué del nombre de La Revoltosa. Ángel padre dice que ya la conoció con este nombre «La Revoltosa, La Revoltosa, y La Revoltosa quedó, pero no sé por qué».

¿Que dónde está el secreto para poder seguir en pie después de tantos años? Según sus propietarios «lo primero es el cariño con el que se hacen las cosas, y luego pues también es un poco la labor, no sólo de mi padre, sino de todo el equipo que ha conformado esta empresa todos estos años». Y la ubicación, asienten, «porque aunque hoy no es que sea de primera línea, en aquellos momentos era el centro neurálgico de León, la vida de León era en estas calles, en el Húmedo, la Rua... era donde se hacían las verbenas, donde se movía todo el bullicio, el comercio...». Pero entienden que las zonas se desplazan, «aunque nosotros afortunadamente seguimos teniendo clientes muy fieles, incluso nietos de los que mi padre tuvo en su momento».

Ángel pone una sonrisa cuando se para a pensar en toda la gente que ha pasado por La Revoltosa: «Creo que hemos calzado, no voy a decir a todo León, pero sí a gran parte, y a varias generaciones. Hoy los clientes son los nietos de esa gente que compraba en este establecimiento hace muchos años, eso también es un orgullo. Hoy que la fidelidad del cliente ya no está tan arraigada como antes, el contar con esa clientela, que ya son casi parte de la familia, que acuden con regularidad y a su vez traen a sus hijos... eso es una maravilla», concluye Ángel Martínez hijo que insiste que el verdadero secreto es la calidad y la atención cercana.
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