Una víctima de Ramos Gordón: "Si cometió abusos fue porque le dejaron"

"Cuando esto les salga muy caro, verás como toman medidas", critica "abatido" F.L., primera víctima reconocida por la Iglesia del párroco leonés tras conocer la pena de la Santa Sede

C. Centeno
19/09/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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La decisión de la Santa Sede sobre José Manuel Ramos Gordón no ha sentado bien entre las víctimas y tampoco entre el colectivo de exseminaristas que se encontraban internos en La Bañeza cuando el sacerdote abusó sexualmente de, al menos, dos hermanos menores de edad. F.L., la primera víctima reconocida por la Iglesia junto a su hermano ya fallecido, se mostraba indignado con la decisión de la Congregación para la Doctrina de la Fe y con las palabras del obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez. «Cada vez que hablan me hacen daño», reconocía tras conocer la decisión en el que tildaba de «día devastador».

Además de seguir pidiendo una reparación tanto para él como para el resto de víctimas, F.L. tachó la decisión del Vaticano como «una burla» y consideró que en la rueda de prensa ofrecida el pasado lunes por el obispo de Astorga mostró «argumentos muy vagos» y recordó que «a él –en referencia a Ramos Gordón- le hacen pagar todas las culpas, pero si él cometió crímenes es porque le dejaron». Además, recuerda que su hermano ya fallecido denunció cuando era un niño la situación que ambos estaban sufriendo en el seminario de La Bañeza y «se encubrió».

"¿Qué tiene que hacer un cura para que la Iglesia lo excomulgue?", cuestionanlos exseminaristas También lamentó que recurran a que el delito está prescrito y cree que con medidas como la impuesta para Ramos Gordón, que ya suma tres víctimas reconocidas por la Iglesia, «los niños están en serio riesgo». El exseminarista sigue buscando una reparación tanto para él como para todas las víctimas e insiste en que está contemplado que sea económica porque «cuando esto les salga muy caro, verás como toman medidas», aunque asegura que «no hago esto por dinero».

«Estas medidas son de chiste, quiero que la sociedad vea la injusticia», aseguró la primera víctima reconocida de Ramos Gordón, «cansado de luchar para nada, porque nadie dice ni una palabra». Además, recuerda que es «falsa» la posición de acercamiento a las víctimas de la Iglesia, recordando sus cuatro cartas al Papa, la última de ellas con copia a todas las Diócesis del país, a la que asegura que únicamente le han contestado dos obispos.

En la misma línea se mostró también la víctima reconocida de abusos sexuales en el centro Juan XXIII de Puebla de Sanabria, que lamentaba que si los hechos «hubiesen sido ahora, estaría bajo rejas», en declaraciones a La Opinión de Zamora. La víctima zamorana considera «insuficiente y decepcionante» la condena.

"Diez años de vida contemplativa"

Precisamente al considerar probados los abusos a este zamorano que le hacían reincidente, el Vaticano decidió condenar a José Manuel Ramos Gordón, al que en el centro todos conocían como ‘Chema’, a diez años de privación del ejercicio público del ministerio sacerdotal, residiendo durante este periodo en un convento o monasterio fuera de la Diócesis de Astorga. F. L. no duda en calificar como un «hotel» el nuevo lugar de residencia del párroco, por el momento desconocido, y su crítica se ve respaldada por el colectivo de exseminaristas de La Bañeza, que ayer envió un comunicado criticando que la condena sean «diez años de vida contemplativa, a un religioso, y a esto le llaman castigo».

Los exseminaristas agradecen también que en esta ocasión el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, haya hecho una convocatoria «pública» para dar a conocer la condena de la Santa Sede aunque siguen diciendo y lo harán «una y mil veces» que «uno cometió los abusos y que otros, responsables también de velar por nuestra seguridad, lo permitieron». Además, recuerdan que el primer ‘castigo’ a Ramos Gordón por los abusos en el Juan XXIII de Puebla de Sanabria a principios de los años 80 «fue trasladarlo al Seminario de La Bañeza y convertirlo en nuestro educador».

Por todo ello, el colectivo de exseminaristas de La Bañeza, integrado por alumnos que pasaron por el centro religioso entre el 1988 y el 1993, siguen reclamando «justicia». Exigen a la Iglesia que Ramos Gordón «sea excomulgado» y que «haya penas también para los que, teniendo el deber de mediar, no lo hicieron». Porque por el momento, ninguno de esos supuestos encubridores ha sido cuestionado ni condenado en los casos de las tres víctimas reconocidas.

Por último y «ante la imposibilidad de que a las víctimas se les pueda devolver su infancia robada», piden que se produzca la reparación del daño que reivindican.
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