Una ‘Traviata’ para dejar atrás la pandemia

Cines Van Gogh concluye este viernes su ciclo de óperas al aire libre desde la bahía de Sydney con el título más popular de Verdi, ambientado en el glamour de los años 50

Javier Heras
30/09/2021
 Actualizado a 30/09/2021
El espectacular escenario de ‘La traviata’ eb la bahía de Sydney.
El espectacular escenario de ‘La traviata’ eb la bahía de Sydney.
En primavera de 2021, Australia se convertía en la envidia del mundo. Después de un año de durísimas restricciones contra la Covid, el país volvía a celebrar acontecimientos con público y cierta normalidad. La primera ópera al aire libre, para unos 3.000 espectadores (sin restricción de aforo), no podía ser otra que ‘La traviata’. Jugaron sobre seguro: la obra maestra de Verdi no solo es una favorita del público desde hace siglo y medio, sino que había supuesto el primer éxito de Handa Opera cuando comenzó su andadura en la bahía de Sydney, allá por 2012.

La compañía recuperaba así el montaje de la neoyorquina Francesca Zambello (1956), responsable de la Washington Opera desde 2011, cuando relevó a Plácido Domingo. Ganadora del premio Olivier de teatro, es una habitual del Metropolitan, el Bolshoi, París o La Scala, así como directora de musicales en Broadway. Su propuesta, actualizada por Constantine Costi, sitúa los acontecimientos en el glamour de los años 50, con tres elementos esenciales: un inmenso escenario despejado –30 metros de largo y otros 30 de ancho–, una luz de neón de fondo que representa la silueta de los edificios de París, y sobre todo una lámpara de araña gigante que parece flotar. Pesa tres toneladas y media y la componen más de 10.000 cristales.

Cines Van Gogh retransmitirá la grabación de este título este viernes 1 de octubre a las 20:00 horas, como colofón de su ciclo de óperas populares desde Australia. La función, plagada de sorpresas, demuestra el instinto teatral de Zambello. En el primer acto, Violetta canta 'Sempre libera' desde las alturas. Antes, el final del 'Brindisi' de Alfredo en la fiesta se hace coincidir con los fuegos artificiales de Sydney, siempre presentes en estas retransmisiones. En el segundo acto, los protagonistas cruzan el puerto a bordo de un taxi acuático, transporte típico de la ciudad. También llama la atención el radiante vestuario de época de Tess Schofield.

En cuanto al elenco, sobresale una entregada Stacey Alleaume, joven soprano australiana de origen mauritano: su bello tono, su versatilidad, su facilidad para el agudo y su técnica siempre están al servicio de la verdad y la emoción. Excelentes sus dúos con el barítono Honeyman como Germont padre. La batuta del reputado Brian Castles-Onion se encarga de que todo –cantantes y orquesta– suene como un bloque unitario, algo nunca garantizado al aire libre.

Con ‘La traviata’, estrenada en la Fenice veneciana en marzo de 1853 (apenas dos meses después de que 'Il trovatore' viese la luz en Roma), el ya cuarentón Giuseppe Verdi se zambullía en su etapa de madurez. El libreto de su fiel Francesco Maria Piave profundizaba más que nunca en el perfil psicológico de los personajes, a partir de ‘La dama de las camelias’, de Alejandro Dumas hijo, sobre la cortesana parisina Alphonsine Plessis. El compositor insistió en que la trama tuviese una ambientación contemporánea: pretendía escandalizar a la audiencia. Y también zarandearla con una partitura inolvidable, llena de pasión y tragedia.
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