Una solitaria cumbre en la campiña aragonesa

La ruta del Moncayo se encuentra a caballo entre el valle del Ebro y la soriana del Duero

Vicente García
05/08/2016
 Actualizado a 14/09/2019
El primero de los vértices de la cumbre.| Vicente García
El primero de los vértices de la cumbre.| Vicente García
Una larga franja montañosa de más de 500 kilómetros paralela a la vertiente sur del río Ebro, con máximos espesores de 100 Km., es lo que se estudia como Sistema Ibérico,  que separa la depresión del Ebro con la Meseta Central.

Lo componen numerosas sierras, macizos y depresiones, como la de la Demanda o la de Urbión, cuya cumbre más elevada ya se ha tratado en otra de estas rutas, y la del Moncayo, donde se encuentra la máxima elevación de todo el sistema y es la ruta de la que se va a tratar en este artículo.

Una ruta ideal para el verano, ya que en invierno plantea muchos problemas al estar habitualmente cubierta de hielo y nieve, especialmente peligrosa en zonas como la escupidera, en la unión entre la fuerte pendiente de subida y la loma.

Para llegar al inicio de la ruta es preciso acercarse a la localidad de Tarazona y desde allí ascender hacia la pista que lleva a la Fuente de los Frailes. En la ruta de regreso sería interesante visitar el monasterio gótico-cisterciense de Veruela, donde el poeta romántico Gustavo A. Bécquer compuso alguna de sus obras.

Otra ruta habitual para ascender a esta cumbre parte de Ágreda en la provincia de Soria, desde Cuevas de Ágreda, siguiendo el barranco del Colladillo y coincidiendo con el Sendero GR 86.  

LA RUTA


Para iniciar la ruta es necesario recorrer una zona de pista entre pinares durante varios kilómetros, algunos sin asfaltar, hasta llegar al aparcamiento de Haya Seca, donde pueden aparcar bastantes vehículos. Desde allí continúa la pista durante más de medio kilómetro hasta que se llega al Santuario de Nuestra Señora del Moncayo, donde se toma una senda entre pinares que va ascendiendo cómodamente con las sombras de los árboles protegiendo del fuerte sol veraniego. La senda suele estar muy concurrida sobre todo por gentes que suben solamente hasta el límite del pinar, desde donde se ve perfectamente el Moncayo y el circo glaciar de San Miguel.

Tras llegar al final del bosque se comienza una fuerte ascensión hacia la izquierda con muchos zig zag en el camino que amortiguan un poco el fuerte desnivel existente, siempre contemplando a la derecha el pozo de San Miguel o Cucharón, cuyas paredes finalizan en la misma cumbre que se intenta ascender.

Al final las revueltas son cada vez más amplias, lo que indica que la pendiente es menor y se llega a una zona en la que un cartel avisa que en invierno suele estar muy resbaladizo, con caídas al vacío, lo cual incide en la necesidad de llevar crampones y piolet, es la famosa escupidera, a partir de donde se suaviza el terreno y comienza la amplia cresta en la que se corona primero el Cerro de San Juan de 2279 m., para después descender ligeramente y tomar la última parte de la ascensión, 50 metros que sube un camino bien marcado a lo largo de casi medio kilómetro, suavemente hasta coronar la cumbre con dos vértices, uno inicial lleno de placas y adornado con múltiples efectos: una cruz, una virgen del Pilar…, y otro más elevado, el vértice geodésico que corona el pico.

La cumbre está azotada por todos los vientos la mayor parte del año y desde ella se ve en días claros a una distancia de 200 Km, en especial la depresión del Ebro y sus alrededores y para la parte castellana todo Ágreda y la llanura soriana. La vuelta se realiza por la misma ruta hasta el aparcamiento donde finaliza.
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