Una sencilla ruta en Babia

La ruta que aquí se expone fue realizada el pasado domingo por el Club de Montaña Babia y se han seguido sus instrucciones, aunque puede tener variantes

Vicente García
23/03/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Subiendo por el camino del arroyo de Naves. | VICENTE GARCÍA
Subiendo por el camino del arroyo de Naves. | VICENTE GARCÍA
La comarca de Babia tiene un paisaje muy particular en el que se unen las altas montañas de caliza con los verdes prados de los valles, recorridos por arroyos de aguas límpidas y cantarinas que van al río Luna o Sil que descienden hacia el Duero y el Miño. Una comarca digna de recorrerse con detenimiento de la que ya han aparecido en estas páginas varias rutas de las muchísimas que se pueden realizar en este entorno.

Es importante reseñar que una zona tan predispuesta a las rutas tenga entre sus habitantes muchas personas que se dediquen a recorrer todos los recovecos de su tierra, y para ello nada mejor que hablar del Club de montaña Babia, un grupo que funciona organizando rutas periódicamente a las que concurre un número cada vez mayor de participantes y que difunden entre los montañeros las maravillas de sus cumbres, riscos, valles y poblaciones. La ruta que aquí se expone fue realizada este domingo por el mencionado club y se han seguido sus instrucciones, aunque puede tener variantes, éste es el recorrido primario, que se puede completar de varias formas.Recordar que al ser una ruta lineal es necesario disponer de la logística adecuada.Desarrollo de la rutaComienza la ruta en el cruce entre la carretera de Caboalles y el desvío a San Emiliano y a Asturias, el lugar conocido con el nombre de Puente Orugo, pues el viejo puente, hoy sin tráfico era el inicio de la carretera que pasaba a Asturias por el puerto de Ventana. Desde allí se toma un camino que va por el valle en dirección a Villafeliz, donde al principio se ven las ruinas de antiguas construcciones. Pasado el arroyo hay un desvío a la izquierda que es el camino que va hacia el puente viejo. Se puede también seguir por el borde de los prados de las Lamas sin pasar el arroyo de Naves, aunque a veces la maleza lo ocupa todo y hay que salir un poco hacia la zona rocosa. El camino sigue hasta llegar a una zona de praderas con un antiguo puente de piedra que hay que cruzar si se va por el lado derecho del arroyo. En época de lluvias o deshielo habrá que saltar en la zona que desborda del arroyo, pero resulta fácil. Se continúa por un buen sendero a la izquierda del arroyo, con matorral, aunque en algunos tramos por encima de los prados, está más limpio y sin maleza. Luego el camino va más metido en la vegetación, sobre todo de avellanos que han crecido demasiado dificultando a veces el paso por el sendero al estar poco utilizado, por lo que en determinados momentos es más aconsejable ir un poco más arriba, por la zona rocosa, más limpia de matorral, pero más irregular y con tramos de molestas árgumas. Al cabo de un largo tramo el sendero se acerca más al arroyo y llega un momento en el que se hace necesario cruzarlo para continuar por la ribera opuesta donde hay un buen camino que más tarde desciende para volver a cruzar el arroyo y seguir por un terreno irregular y arbolado hasta salir a un espacio abierto donde se ve como el agua se despeña en una zona rocosa en fuerte pendiente lo que da al arroyo una sensación de hilo de agua bajando entre dos masas rocosas.

A partir de este momento se va subiendo por una senda zigzagueante hacia la izquierda donde un alto mogote rocoso vigila a los caminantes. Otros prefieren subir arroyo arriba hasta la zona de la Braña. Sin embargo la ruta llega hasta una collada y desde allí desciende. Bajando valle abajo se encuentra un antiguo cierre de piedra y a la entrada dos altos pinos, los únicos árboles con porte en el entorno, y desde ahí se ve la localidad de San Emiliano y la pista que viene de la Braña y desciende al pueblo.
Solamente hay que llegar a ella y tomarla bajando poco a poco para ver la imponente imagen de las Ubiñas al superar las faldas de la Peña Castro y tras unas pequeñas revueltas, pasar por una nave donde el camino se embarra si el tiempo es húmedo, tratando de evitarlo, cuando se pueda, saliendo a los prados, y si no… al barro, para llegar al cementerio, donde comienza el asfalto que va al centro de la localidad de San Emiliano donde finaliza la ruta.
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