Una ruta que saborea historia, gusto y tradición

Ruta del vino de Toro, una propuesta que se disfruta con los cinco sentidos

P. Ferrero
02/12/2021
 Actualizado a 02/12/2021
La ruta aúna los mejores paisajes, el más emblemático patrimonio y los mejores vinos de Toro.
La ruta aúna los mejores paisajes, el más emblemático patrimonio y los mejores vinos de Toro.
La Ruta del Vino de Toro, una experiencia que se disfruta con los cinco sentidos. Entre las provincias de Zamora y Valladolid, esta Ruta se ha convertido en toda una referencia en lo que al enoturismo se refiere. Un itinerario marcado por la historia, la cultura y la gastronomía, y, como no podía ser de otra manera, por una tradición vinícola de calidad.

Son muchos los motivos que se pueden dar para llevar a cabo esta propuesta, que es cita obligada para todo amante del buen vino que se precie. Y es que, la Ruta del Vino de Toro engloba un total de 26 bodegas, que se asientan a lo largo de casi una treintena de poblaciones y más de 400 kilómetros. También cuenta con un excelente Museo del Vino, ideal para viajar en familia, y un sorprendente Museo del Queso para los aficionados a este exquisito producto lácteo. Todo ello aderezado con los parajes más singulares y paradisíacos, con un patrimonio vegetal único y ancestral, como son sus viñedos.

La Ruta del Vino de Toro aglutina la tradición más longeva con la modernidad y la innovación, permitiendo a los viajeros hacer un recorrido por la historia, saboreando siempre los mejores vinos con Denominación de Origen.

Así, un paseo a orillas del Duero, o entre viñedos, y tomar uno de estos exquisitos caldos en alguno de los establecimientos que se enmarcan en esta ruta, son privilegios que, por suerte, están a un paso de León.

Una ruta con historia y tradición


El enoturismo está en auge, y la Ruta del Vino de Toro es uno de los mejores destinos para ello. Porque con esta propuesta, la gastronomía, el patrimonio, la cultura y la tradición están servidos.

La ruta pasa por la localidad de Toro, que es sinónimo de monumentos, tapas y vino. Una ciudad amable y a la vez, de carácter fuerte como sus vinos. Sus calles hablan por sí solas, y esconden en ellas un rico pasado con una gran riqueza cultural y una gran personalidad. Un paseo por las calles de Toro se convertirá en un continuo descubrimiento. Edificios históricos, palacios… Cualquier rincón tiene algo que admirar.

Entre los monumentos cabe destacar la Colegiata de Santa María La Mayor, que es, probablemente, el edificio más emblemático de Toro. De estilo románico del último tercio del Siglo XII, fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1892 y hoy en día está considerada como Bien de Interés Cultural (BIC). Otro monumento representativo es el Real Alcázar, construido entre 1188 y 1195 y declarado BIC en 1949. Otro emblemático edificio, de obligada visita, sería la Torre del Reloj del siglo XVI y la Iglesia de San Lorenzo el Real –insignia del Arte Mudéjar-, construida a finales del siglo XII. Es monumento nacional desde 1929 y está considerada como la iglesia de ladrillo más antigua de Toro.

El conjunto lúdico lo forman el Teatro Latorre y la Plaza de Toros, ésta última, construida en el año 1828, es una de las más antiguas de España. De estética sencilla en los tendidos, y los balcones cubiertos, recuerdan a los patios castellanos de comedias. Hoy está declarado como un BIC.

Por su parte, el Teatro Latorre de estilo isabelino y dedicado al actor toresano, Carlos Latorre fue construido en 1845 y alberga numerosas obras de teatro y conciertos.
Otro imprescindible a la hora de visitar Toro es el Paseo del Espolón, que ofrece magníficas vistas desde el mirador al valle del Duero.

El Palacio de las Leyes, el de Valparaíso, el Palacio de las Bolas, la Casa de la Nunciatura o el Palacio de los Condes de Requena, son otros de los grandes atractivos que hay que visitar con motivo de esta ruta.

A todo este rico patrimonio se suma también el gastronómico y natural. Y es que, como ya se ha dicho, la Ruta de Vino de Toro es toda una experiencia para los cinco sentidos. Es todo un lujo poder contemplar la vista de la Vega del Duero o la vega toresana, sobre todo al atardecer. Pero también lo es impregnarse de los colores de los viñedos, principalmente en primavera.

La Ruta también envuelve de tradición a los presentes a través del oído. Prueba de ello es el sonido de los cencerros el Zangarrón de Sanzoles, anunciando su llegada cada mes de diciembre.

El olor de la uva, de la madera de las barricas y del cacao con el que los artesanos elaboran el chocolate en Toro, son delicias para el olfato, permitiendo, además, abrir boca para las grandes propuestas gastronómicas con las que esta ruta enamora a los paladares más exigentes, como son los asados tradicionales, las sopas de ajo, el bacalao a la tranca o los quesos y embutidos, entre otras muchas deliciosas propuestas, tanto tradicionales como innovado- ras. Eso sí, siempre maridadas con los mejores vinos de Toro, porque saborear tradición, innovación y la calidad, es una seña de identidad de esta zona castellana y leonesa.

Todo un cúmulo de sensaciones que no dejarán a nadie indiferente. Y es que, la Ruta del Vino de Toro se enmarca en una zona repleta de historia, patrimonio, cultura y gastronomía y con una enorme tradición vinícola de calidad, porque en la calidad está el gusto, y no hay duda de que en la mágica Ruta del Vino de Toro, de gusto y sabor sa-ben bastante.

Toda la información está en la web rutavinotoro.com.
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