Una ruta por la memoria

Rucayo acogió este sábado la inauguración de la ruta literaria ‘El eco de la montaña’, que se ha puesto en marcha desde el instituto de Boñar y que se inspira en dos libros de Julio Llamazares para trazar un hermoso homenaje a los habitantes de los pueblos que quedaron hundidos bajo las aguas del pantano de Vegamián

David Rubio
27/06/2021
 Actualizado a 27/06/2021
La silueta de uno de los personajes con La Forqueta al fondo. | REPORTAJE GRÁFICO: SAÚL ARÉN
La silueta de uno de los personajes con La Forqueta al fondo. | REPORTAJE GRÁFICO: SAÚL ARÉN
El paisaje es memoria. Más allá de sus límites, el paisaje sostiene las huellas del pasado, reconstruye recuerdos, proyecta en la mirada las sombras de otro tiempo que sólo existe ya como reflejo de sí mismo en la memoria del viajero o del que, simplemente, sigue fiel a ese paisaje». Es el primer párrafo de ‘El río del olvido’, que no es ninguno de los dos libros a los que se dedica ‘El eco de la montaña’ pero es, quizá, el que mejor resume el objetivo de este proyecto inaugurado en la jornada de este sábado. Se trata de una ruta literaria en torno al pantano de Vegamián que se basa en otros dos libros de Julio Llamazares, con dos itinerarios distintos: de Rucayo a Utrero se dedica a la novela ‘Distintas formas de mirar el agua’; y en el muro del pantano y los miradores de Vegamián y Lodares (es posible, por tanto, realizar esta parte en coche) a ‘Retrato de bañista’, obra poética que un joven Julio Llamazares escribió en los ochenta.

Rucayo fue este sábado el punto de encuentro de todos los que quisieron asistir a la puesta de largo de esta ruta, un pueblo precioso situado en uno de los límites del embalse y que este sábado vivió algo parecido a un día de fiesta. Más de un centenar de personas acudieron al acto de apertura, presentado por Augusto Robles, director del instituto de Pablo Díez de Boñar, que es de donde ha surgido esta iniciativa financiada gracias al programa Erasmus Plus y en la que también ha colaborado muy activamente el Ayuntamiento de Boñar. Su alcalde, Pepe Villa, intervino también en el acto para hacer balance de los trabajos realizados, manifestar lo que ya todo el mundo sabe: que siempre está dispuesto a colaborar y más si es en todo lo que tiene que ver con la educación y la cultura; y, de paso, anunciar que la Diputación Provincial va a arreglar por fin el camino que une Rucayo con Utrero, por el que transcurre uno de los itinerarios de la ruta, en el que los senderistas se van encontrando varias siluetas dedicadas a cada uno de los personajes de ‘Distintas formas de mirar el agua’. Junto a ellos, un código QR que permite acceder a grabaciones en las que los propios profesores del IES Pablo Díez le van poniendo voz a los personajes del libro.



Fue el de este sábado en Rucayo un acto muy emotivo, no sólo por la culminación del trabajo que han realizado los profesores y alumnos de este centro, sino también porque acudieron muchos vecinos de los pueblos que en su día quedaron bajo las aguas del pantano, a los que rinde homenaje tanto el libro como la propia ruta. Intervinieron también dos de las profesoras que más se han implicado en la puesta en marcha de la ruta, Patricia Pérez (descendiente de Armada, pueblo anegado) y Nuria Rubial, con ponencias en las que hubo constantes referencias a diferentes libros de Llamazares y agradecimientos a las muchas personas que han colaborado en convertir en realidad este proyecto. También intervino Isidoro de la Fuente, en representación de los vecinos de los pueblos hundidos bajo las aguas. Al acto también acudieron el coordinador del Instituto Leonés de Cultura, Emilio Gancedo, y el director del ahora llamado Museo de los Pueblos, Lucas Morán.

Ya en anteriores cursos los alumnos del instituto de Boñar habían estudiado la obra de Llamazares, lo que, según las profesoras, había originado un curioso ‘pique’ entre los procedentes de la zona del Curueño y los de la zona del Porma. Finalmente se decidió apostar por el entorno del pantano de Vegamián para este proyecto, en el que además de los ya mencionados también han participado los artistas Alejandro Sáenz de Miera y Pablo Pino, que han diseñado, realizado e instalado las siluetas que van saliendo al paso en el hermoso recorrido de Rucayo a Utrero, pueblo que no quedó anegado por el pantano pero sí abandonado.

La que sí resultó especialmente emotiva fue la intervención de Julio Llamazares, que definió la ruta como «el mejor regalo literario que me han hecho nunca», y reflexionó en torno al paisaje y la memoria como guardianes de la identidad. Además, el escritor hizo una encendida defensa de la educación pública, puesto que este proyecto de convertir el escenario de un libro en una ruta literaria y la implicación de los alumnos y los profesores del instituto de Boñar resultan, en su opinión, la mejor prueba de la necesidad de apostar por este modelo educativo que tantas veces ha estado en entredicho. Llamazares agradeció a todos los que han participado en la puesta en marcha de esta ruta regalándoles un ejemplar dedicado de ‘Distintas formas de mirar el agua’, y el manuscrito de esta novela a la principal impulsora, Nuria Rubial.

La provincia de León tiene 35 pueblos hundidos bajo las aguas de cinco embalses, cuyos habitantes tuvieron que sacrificar su futuro a cambio de que lo tuvieran en otras zonas. «No se les ha agradecido lo suficiente», recordó Llamazares en su intervención de este sábado en Rucayo.

Todos los detalles de la ruta en la web elecodelamontaña.com
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