Una Pasión que siempre cae de pie

Almanza recupera 'las Caídas', tradición en la que un Nazareno de carne y hueso se desploma tres veces con unas pesadas cadenas

Víctor S. Vélez
15/04/2022
 Actualizado a 15/04/2022
Imagen de archivo de 'las Caídas' de Almanza. | MAURICIO PEÑA
Imagen de archivo de 'las Caídas' de Almanza. | MAURICIO PEÑA
En estos días de besapiés y besamanos, en Almanza se enorgullecen de su particular 'besasuelos', una tradición única mantenida a través de los siglos. 'Las Caídas' que se representan en este pueblo leonés cada Viernes Santo son como tres besos violentos, de esos de reconciliación, de los más intensos. Hacia las 18:30 horas y tras dos años de parón por la pandemia del Covid, un Nazareno de carne y hueso volverá a dejarse caer con unas pesadas cadenas en alto para posar sus labios en la madera de la iglesia de Santa Marina. Tres sacudidas estremecedoras, en uno de los actos de Semana Santa con mayor arraigo a lo largo y ancho de la provincia.

Una escenificación de poco más de un minuto, preludio a la procesión de los pasos, que sin embargo justifica el reconocimiento de la Semana Santa de Almanza como de 'Interés Turístico Provincial'. En este recorrido de 20 metros, el Nazareno se desploma en tres ocasiones con el único acompañamiento de un implacable judío que le apremia, una y otra vez, a seguir su camino hacia el Calvario.

Un papel cotizado


La cita será en la iglesia, a las 18:30 horas, con una procesión por las calles de Almanza al finalizar A lo largo de los "más de 500 años" de esta representación los vecinos de Almanza se han repartido este papel de Nazareno. Cada Domingo de Ramos, los aspirantes pujan en una subasta para ver quién representa a Jesús en 'las Caídas' y en las procesiones del Jueves Santo por la noche y el Viernes Santo por la tarde.

Lo habitual es que el Nazareno realice las tres caídas como una promesa, voto o penitencia. También, es costumbre que el papel sea cogido por quien cuenta con 33 años, la edad en la que Jesucristo murió en la Cruz. "A mí, a los 33 me lo quitaron y lo tuve que hacer con 34. Fue como penitencia por un familiar que estaba enfermo", indica José Luis Benéitez.

Descalzo y con corona de espinas


El Nazareno de Almanza va vestido durante las Caídas y la procesión posterior con una túnica violeta de terciopelo y una larga peluca. También con una corona de espinas. La actual fue confeccionada por Emilio Cano, quien ha representado en más de diez ocasiones este papel. "Cuando 'las Caídas' estás como colocado y no te enteras hasta que sales de la iglesia. Yo prefiero tapar la cara con la peluca y la corona baja, para que se vea lo menos posible", explica sobre esta parte del atuendo.

Además, este Jesús de carne y hueso debe ir descalzando y llevando en alto las cadenas. Tras caerse en tres ocasiones, coge la Cruz que llevará durante la procesión y, al no poder con ella, el judío le buscará a un cirineo entre el público que le ayude a llevar la pesada carga por las calles de Almanza. Como voto, algunos Nazarenos atan las cadenas a la Cruz durante el recorrido. "Buscas el sol si hace frío y la sombra si hace calor porque procesión se hace larga y solo oyes la corneta del judío", explican quienes han representado el papel.

Estruendos y silencios


Esa corneta del judío, por quien también se puja el Domingo de Ramos, es la que da el anuncio del comienzo de ‘las Caídas’ y la que marca las paradas de una procesión en la que lleva una bota de vino y fuma un puro. Con sus golpes de lanza y sus palabras poco amables al Nazareno, el judío es el antihéroe de la representación y quien rompe el silencio entre caída y caída.

El choque del cuerpo y de las cadenas contra la madera provoca un estremecedor estruendo, que suele estar acompañado por el llanto de algún bebé o el 'quejío' de alguna anciana. Al frente, desplegados frente al altar, niños y niñas vestidos también de Nazarenos contemplan a pocos metros este triple tropiezo del que algún día serán protagonistas.
Y es que esta es una tradición que, en Almanza, se lleva dentro desde bien pequeño. "Con mi amigo Lolo, que también fue varias veces Nazareno, jugábamos de niños en el parque a hacer 'las Caídas'. A veces nos abrían la iglesia y dejaban ensayar dentro", apunta José Luis Benéitez.

Generaciones de Nazarenos


Tino Díez, de 75 años, es la persona más mayor que ha interpretado el papel protagonista de la Semana Santa de Almanza. La más joven es Alberto Fuentes que, con 27, representará este Viernes Santo a Jesucristo en este acto por segunda vez. "Como lo hice el año antes de la pandemia se puede decir que llevo cuatro años en el cargo", bromea el Nazareno de este año.

Los Nazarenos suelen representarlo como voto o promesa y también es tradición con 33 años Entre uno y otro se suceden varias generaciones de Nazarenos que hacen posible que la Pasión de Almanza caiga siempre de pie. Toño Fernández, José Antón, Toño Cerezal, Fernando Ortiz o Roberto Gallego son solo algunos nombres de una larga lista de vecinos que han mantenido viva esta tradición en las últimas décadas. No faltan tampoco los apellidos que van ligados al puesto como Cardoso, dado que los hermanos Toño, Urín y Lolo interpretaron en repetidas ocasiones las tres caídas de Jesús en su camino a la Cruz.

Todos los que han protagonizado esta centenaria tradición coinciden en "la gran emoción" que se siente y en los nervios de los minutos previos a desplomarse sobre las tablas de la iglesia de Almanza. "El sonido de cómo retumba la cadena es icónico. Lo tengo metido dentro desde pequeño. Es oírlo y ponerse los pelos de punta", asegura Roberto Gallego.

Tradición con múltiples anécdotas


No falta la emoción, pero tampoco las anécdotas. En el año 2011, el acto fue llevado en vísperas de Semana Santa a la basílica de La Virgen del Camino. Emilio Cano, que interpretó por primera vez 'las Caídas' "con 19 o 20 años", fue el encargado de hacerlo también en aquella ocasión tan especial. Sin embargo, "no sonaba igual, porque el suelo de la iglesia de Almanza es especial". La tradición también se intentó llevar hace unos años, como acción promocional previa, a las galerías del Palacio de los Guzmanes. "Los técnicos nos dijeron que estábamos locos, que igual se rompían las ventanas, y no nos dejaron", cuentan.

La representación tiene "más de 500 años" y, en ella, intervienen también un judío y un cirineo Como es de suponer, hay quien también "se ha mancado" mientras interpretaba 'las Caídas'. Según explican los Nazarenos de Almanza, algunos han comenzado a sangrar por la boca al chocarse contra las cadenas y otros se han roto la falange de algún dedo. Lo habitual al día siguiente, no obstante, es una colección de cardenales, dolores de espaldas y agujetas "por todo el cuerpo". "Al acabar marché a trabajar al bar, porque son los días que más jaleo se tiene, y estaba sirviendo a dos chicas que hablaban entre ellas de qué tal estaría el que hizo de Jesús. No las dije que era yo", rememora José Luis Benéitez.

En ocasiones, aunque no sea demasiado ortodoxo, durante las dos horas de procesión con la Cruz a sus espaldas, el Nazareno pide un poco de vino al judío. "En la procesión, después de 'las Caídas', ya está uno más tranquilo. Pero, bueno, la Cruz pesa más de lo que parece y, de vez en cuando, un chorrito de vino alegra un poco al cuerpo", comenta Alberto Fuentes.

Estos días en Almanza hay ambiente. En sus calles llenas, pero también de ganas de Semana Santa. De volver a emocionarse con una representación, tan única como auténtica, que cada Viernes Santo reúne a centenares de fieles llegados de dentro y fuera de la provincia. De volver a demostrar, tras dos largos años de pandemia, que en este pueblo tienen costumbre de caer... pero Pasión por levantarse.
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