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Una obra de conflictos

06/02/2019
 Actualizado a 14/09/2019
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Hace tiempo que cada vez es más complicado ver lo que pasa en algunos países del mundo, y más en nuestro idioma. Pero siempre hay alguien que se esfuerza por mostrarnos ese punto de vista que necesitamos para entender lo que sucede en Siria, Irak, Afganistán o, incluso, en Venezuela.

En estos momentos no creo que quede mucha gente que no conozca a JM López, el fotógrafo que ha pasado por los principales países en conflicto del mundo, con lo que eso supone. Se ha traído más de una herida de estos sitios, seguro que alguna profunda, pero no por ello va a ir alardeando de lo que ha visto o ha sufrido en estos años de entrega al periodismo más pegado a la realidad, al que se basa en contar lo que pasa a un lado y al otro de las trincheras, pero sobre todo lo que le ocurre a los más débiles en cada guerra: los civiles.

Ahora tenemos el privilegio de descubrir una parte minúscula de su trabajo, pero a la vez muy grande, enorme, que casi no entra en el Museo de León, donde durante este mes se podrán contemplar 16 imágenes que algunas de ellas ya se publicaron en este periódico durante el último verano. Son desgarradoras, muchas de ellas encierran un sufrimiento que se percibe a flor de piel, que nos deberían quitar todas las ganas de plantear esos conflictos del día a día que tanto nos cabrean y que no dejan de ser más que superficiales.

La muestra se centra en las mujeres, las verdaderas sufridoras de cada guerra, de cada enfrentamiento, las que soportan las pérdidas de todos y, además, son utilizadas para todo tipo de perversiones que poco tienen que ver con la supuesta humanidad de este mundo.

Si de verdad queremos saber cómo es el mundo, qué es lo que sucede en los conflictos más grandes del planeta, hay que ver las fotografías de López, pero también leer sus textos.
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