Una nueva esperanza para que se juzgue el crimen de Navatejera

La Audiencia anula el archivo de la causa y abre la posibilidad requerida por la familia de Rocío de que se pueda "llegar hasta el final"

Sergio Jorge
22/12/2020
 Actualizado a 22/12/2020
Una manifestación convocada en 2007 por la familia de Rocío Fernández para reclamar la pronta resolución del crimen de Navatejera. | ICAL
Una manifestación convocada en 2007 por la familia de Rocío Fernández para reclamar la pronta resolución del crimen de Navatejera. | ICAL
Han pasado ya prácticamente 16 años desde que Rocío fue asesinada y su cuerpo hallado en una escombrera de Navatejera, pero el proceso judicial para esclarecer los hechos y encontrar el culpable aún continúa. Un auto de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de León del pasado 12 de noviembre anuló el archivo decretado por la propia Audiencia el 30 de septiembre de este año, con lo que se abre una nueva esperanza para la familia, que lleva todos estos años luchando para que se juzgue la muerte de la joven leonesa en el año 2005.

Los padres de Rocío Fernández Amejeiras piden «llegar hasta el final» en este largo proceso judicial en el que según la familia de la víctima hay una prueba que aún debe tenerse en cuenta: los pelos encontrados en el cuerpo de la víctima y que conducen, según consideran, al principal acusado, el novio de la joven, M.M.A., presunto padre del bebé que esperaba.

Con este último auto que estimaba el incidente de nulidad de actuaciones interpuesto por la parte acusadora a la decisión de la Audiencia de archivar la causa argumentando que el magistrado ponente de la sala que adoptó tal decisión incurría en parcialidad por haber participado en las fases previas de la instrucción, la investigación se retrotrae al momento de decidir si se sobresee la causa o se continúa investigando. Es decir, una nueva sala, con un nuevo magistrado ponente, tendrá que dirimir si cabe la posibilidad de seguir adelante con la petición de la familia de Rocío: acometer «el estudio con microscopia electrónica de los pelos, así como realizar el ADN en los pelos encontrados en la ropa». «Ello no garantiza el éxito, tampoco excluye que pudiera haberlo; sin embargo, de no efectuarse, siempre quedará el remordimiento de no haber puesto todos los medios para intentar identificar al autor», recalca la acusación en la apelación en la que se pedía retomar esta investigación.

Una de las conclusiones que presentaba el abogado de la familia es que «es posible realizar más investigación sobre los pelos encontrados». «No se ha agotado la misma, y permitiría, aunque solo fuera en un 1 %, poder obtener resultados, porque ningún facultativo podrá afirmar categóricamente si esta prueba sirve o no a fines de la instrucción», resaltaba. También se destacaba desde la acusación que «una vez realizadas dichas pruebas y con sus resultados, se estará en condiciones de archivar o de abrir otras líneas de investigación, si aquellos resultados arrojaran luz sobre la muerte y enterramiento de Rocío».

«Agotar la investigación es un derecho de la fallecida, de su familia y una obligación de la Justicia», apuntaba el abogado, que instaba así a continuar con el proceso mediante estas últimas pruebas con una nueva sala, después de que la Audiencia haya considerado que no había habido imparcialidad al archivar el proceso, ya que el anterior magistrado ponente había formado parte de la instrucción.

Casi 16 años desde el crimen


Otra de las claves para entender la petición de la familia por realizar el último análisis de los pelos encontrados en el cadáver de Rocío es que en mayo de 2021 se cumplirán 16 años desde que desapareciera la joven, cuyos restos se encontraron a principios de junio de 2005, solo unos días después de que se ausentara de su casa. Había quedado con su pareja, supuesto padre del bebé que esperaba y principal sospechoso del crimen.

La joven despareció el 12 de mayo de 2005, y desde ese mismo día, sus padres recibieron mensajes telefónicos supuestamente de Rocío, en los que le decía que se iba a Madrid y que había encontrado trabajo, pero también que el presunto autor de los hechos no era el padre y que ya no estaba con él. Su cuerpo fue encontrado el 7 de junio en un paraje de Navatejera por unos viandantes, en avanzado estado de putrefacción. El teléfono móvil nunca apareció.
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