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Una mesa es una mesa

17/12/2020
 Actualizado a 17/12/2020
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Dice la consejera de Empleo que «no es necesario que la Mesa por León se convoque para que el Gobierno autonómico siga apostando por iniciativas que dinamicen la provincia», lo que viene a sentenciar lo que todo el mundo sabía, que la Mesa por León era solo un lugar donde hacerse fotos. Carlota Amigo, leonesa, de forma consciente o por acto reflejo, deja en cueros el foro estrella que se llevó decenas de titulares y la esperanza de los crédulos. No es necesaria una Mesa por León para que las administraciones, los empresarios y las organizaciones más representativas de la comunidad autónoma trabajen por proyectos para León. De hecho, es una completa anomalía tener que espolear un esfuerzo que debería venir con el sueldo.

La Mesa por León es una tramoya, el dedo que tapa la luna, otra excusa, un árbol que no nos deja ver el bosque, ‘excusatio non petita’ ante una incapacidad manifiesta para aunar esfuerzos y colaborar sin siglas ni trincheras por construir un futuro para esta tierra. Es una reformulación más vistosa de la vieja estrategia política de constituir comisiones de expertos para patear hacia delante los problemas con la apariencia de que estamos muy preocupados por ellos. Se ha convertido incluso en una vía más para la pataleta inútil junto a las proposiciones no de ley en las Cortes o las mociones en los ayuntamientos.

Porque tras la espantada política de la famosa Mesa, las organizaciones empresariales reivindican el cumplimiento de los proyectos pendientes. Esa es la maleza que nos enreda, que deja todavía tan lejos el bosque del impulso del talento, la innovación y el emprendimiento. Solo las nuevas soluciones no hacen los problemas viejos. Pero claro, eso exige más que el postureo de los grandes encuentros que ahora encima prohiben las restricciones para controlar la pandemia. Ya lo decía la sabiduría infravalorada de Rajoy. «Un vaso es un vaso» y, ¿qué esperaban? Una mesa es una mesa.
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