Una joya en los Oteros: la iglesia de Valdesaz

Por Juan Carlos Ponga Mayo

03/11/2022
 Actualizado a 03/11/2022
Iglesia de Valdesaz de los Oteros.
Iglesia de Valdesaz de los Oteros.
El sábado 22 de octubre un grupo de 28 amigos nos reunimos para visitar, en una de las comarcas más desconocidas de la provincia, los Oteros, una joya del patrimonio, BIC desde 1982, la iglesia de la Asunción de Valdesaz.

Esta comarca con sus casas y palomares de tierra, adobe y tapial, está sembrada en la parte norte de pequeños pueblos custodiados por torres de iglesia del siglo XVI, abandonados de la mano de la administración y, encima, con carreteras mal cuidadas y peor señalizadas. Los leoneses solo nos acordamos de los Oteros cuando hablamos de su vino, sobre todo del de Pajares de los Oteros, cuna del clarete de aguja.

Entramos en la comarca por Palanquinos y orientados solo por Google cruzamos Riego del Monte, Corbillos, Gusendos y Nava de los Oteros para llegar a Valdesaz.

El templo de Valdesaz de los Oteros, que formó parte del desaparecido monasterio de S. Cipriano, tiene dos partes diferenciadas. La cabecera es de la primera mitad del siglo XVI, de ladrillo, y el cuerpo de naves del último tercio del mismo siglo, de piedra, cuya construcción está atribuida al gran arquitecto de León, en dicho siglo, Juan del Ribero Rada. Si el exterior llama la atención, el interior sorprende y asombra. La cabecera está cubierta por una armadura ochavada, extraordinaria, y la nave central por un artesonado, más sencillo, pero igualmente, interesante. El retablo mayor, de escuela de Berruguete, es otra de las piezas de valor del templo.A la hora convenida llegamos a Valdesaz. El alcalde pedáneo, Adosindo Vega, Sindo, con el que habíamos quedado para que nos abriera la iglesia, nos estaba esperando. La mayor parte del grupo era la primera vez que veía el templo, quedando sorprendidos tanto por la estructura de las naves, separadas por arcos de piedra sobre pilares de sección cuadrada, como por la belleza de las armaduras y del retablo mayor. El coro, a los pies de la iglesia, en bajo y protegido por un antepecho de piedra es una rareza muy interesante. ¿Cómo, un pueblo pequeño, de una comarca algo apartada de las grandes vías de comunicación, tiene tanta belleza? Era la pregunta más común.Después de unas explicaciones generales, por mi parte, fue Ricardo Camba, del Centro de los Oficios de León, que nos acompañó en este viaje, el que explicó con detalle las armaduras que cubrían cabecera y nave central; una lección magistral de la carpintería de armar, realizada por un maestro del ramo.El retablo central necesitar una restauración con bastante urgencia, antes de que su deterioro vaya a más y sea, en algún punto, irreparable. Desde aquí exigimos a la administración correspondiente, la Junta de Castilla y León, que tome cartas en el asunto.Los Oteros tienen unos valores arquitectónicos y culturales importantes que se han de poner en valor y por eso aplaudimos el nacimiento de la Fundación los Oteros que debe de recibir el apoyo de las instituciones, tanto técnico como económico. Bien sabemos y sufrimos la falta de interés de la autonomía por estos aspectos y tiene que ser la ciudadanía de esta provincia la que se mueva; por eso van apareciendo asociaciones como ésta, la que está promocionando las armaduras, artesonados, desde Valcavado y Balle de Scapa, que organiza la visita de los retablos platerescos del este de la provincia y su restauración, por citar las últimas que hemos conocido.Para completar el viaje visitamos Valencia de D. Juan y Valderas. Pasamos antes por Pajares de los Oteros y vimos, a las afueras del pueblo, muros informes de la antigua iglesia que, en 1975, cuando algunos de los componentes del viaje pasamos por aquí con el CCAN, eran altos muros, arcos y columnas. Un desastre más para el patrimonio leonés.

En Valencia de D. Juan pudimos ver el Castillo y la iglesia de S. Pedro. Ambos monumentos nos los explicaron las personas responsables de su apertura Fernando Barrientos y Restituto Martín, respectivamente, quedando todos muy agradecidos con sus explicaciones y su amabilidad. La Iglesia de San Pedro recoge todas las obras de los templos desaparecidos en la población, destacando el retablo de Guillermo Doncel procedente de la iglesia del Salvador.

La comida en el restaurante La Asturiana, de Valencia de D. Juan, nos satisfizo a todos, tanto en lo referente a la calidad de la comida cono a la atención recibida.

Rematamos el viaje en Valderas viendo la iglesia de Santa María, gracias al párroco, D. Matías. Su excelente retablo mayor, del siglo XVI, es merecedor de mayor atención, cuidado y difusión. Además, varios retablos barrocos de calidad y el Cristo gótico, procedente del cercano pueblo de Valdefuentes, hoy casi totalmente abandonado.

A pesar de la lluvia nos dimos una vuelta por la villa para ver el antiguo ayuntamiento, los palacios, las dos puertas que se conservan de la muralla y el seminario, hoy ayuntamiento. Lástima que no pudiéramos ver ni la iglesia de S. Juan, ni el Museo parroquial.

Con el regusto que nos ha dejado la comarca de los Oteros volvimos a León.
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