Una historia de amor y adicción que vuelve con fuerza al escenario

‘Días de vino y rosas’ regresa al Auditorio Ciudad de León en la misma versión de David Serrano que doce años atrás interpretaran bajo la dirección de Tamzin Townsend el leonés Carmelo Gómez y la madrileña Silvia Abascal. En esta ocasión son Marcial Álvarez y Cristina Charro los encargados de dar vida a una pareja que intenta superar su adicción al alcohol

Joaquín Revuelta
13/04/2021
 Actualizado a 13/04/2021
La adicción al alcohol es el tema que                                          aborda ‘Días de vino y rosas’, que primero fue película con un excelente guión del poeta, escritor y dramaturgo J.P. Miller.
La adicción al alcohol es el tema que aborda ‘Días de vino y rosas’, que primero fue película con un excelente guión del poeta, escritor y dramaturgo J.P. Miller.
Con toda probabilidad los aficionados al cine o al teatro conocerán la historia de ‘Días de vino y rosas’, bien porque en su día vieron la célebre versión cinematográfica de Blake Edwards –con unos insuperables Jack Lemmon y Lee Remick– o su precedente televisivo dirigido por John Frankenheimer y protagonizado por Cliff Robertson y Piper Laurie o porque en su momento asistieron a la representación teatral de la historia original ideada por el dramaturgo, guionista y escritor J.P. Miller –que adaptó a los escenarios Owen McCafferty y a partir de la cual el también director y guionista David Serrano hizo su propia versión en castellano– por parte de la pareja formada por Carmelo Gómez y Silvia Abascal, que en noviembre del año 2009 llevaron esta misma función al escenario del Auditorio Ciudad de León bajo la dirección de Tamzin Townsend y que este miércoles regresa con dos nombres menos conocidos del público, como son Marcial Álvarez y Cristina Charro, dirigidos en esta ocasión por José Luis Sáiz.

La adaptación a los escenarios llevada a cabo por Owen McCafferty, en palabras de los responsables de la compañía ADN Teatro, «retrata con precisión las mentiras, el autoengaño, la desesperación y la violencia del alcohólico. Igualmente muestra, con belleza y habilidad, la parte oscura de un amor fallido».

El propio David Serrano reconoce que trabajar con el texto original de finales de los años cincuenta de J.P. Miller y la versión de McCafferty «ha sido una de las experiencias profesionales más interesantes de mi vida».

José Luis Sáiz se ha hecho cargo de la dirección de este regreso de ‘Días de vinos y rosas’ a los escenarios, cuyo título está inspirado en un poema de Ernest C. Dowson que dice: «No duran mucho tiempo los días de vino y rosas, como desde un vago sueño el camino surge un instante, luego se pierde en el interior del sueño». Para Sáiz, los protagonistas de la historia «nos resultan casi familiares porque nos recuerdan nuestras ilusiones y nuestras flaquezas, esas adicciones que nos engañan y nos hacen decir: ‘Yo no estoy enganchado, mira, llevo ya tres meses sin tocarlo’. ¿Qué hace que nos enganchemos a algo, bebida, tabaco, drogas, amor, dolor…? ¿Y en qué momento algo que un día nos resultó placentero se convierte en nuestro peor enemigo y nos posee hasta destruirnos? ‘Días de vino y rosas’ nos cuenta una historia de amor, la de Luis y Sandra que se encontrarán en un aeropuerto español camino de Nueva York, cada uno con su ilusión y con un prometedor futuro. Intentarán formar una familia, intentarán sobrevivir en medio de la lucha diaria y se buscarán ayudas porque no se sienten capaces de hacerlo por sí solos».
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