sergio-jorgeb.jpg

Una feliz impaciencia

02/06/2021
 Actualizado a 02/06/2021
Guardar
Llevamos unos cuantos meses escuchando eso de que cuando se acabe la pandemia, si de verdad llega ese día, volveremos a los años 20. A los felices años 20, que supongo que se disfrutarían en algunos puntos muy concretos de España o del resto del mundo, porque no creo que mis abuelos o bisabuelos lo pasaran genial en aquella época...

Pero como estamos ávidos de esperanza y de buenas noticias, no es de extrañar que no solo haya una mejoría económica, por el bien de todos, sino que además disfrutaremos al máximo de todas las oportunidades que se nos pongan por delante. En Madrid, que hasta hace poco pensaba que era igual que las demás ciudades pero resulta que allí la libertad parece ser superior, como los propios vecinos que viven en la capital, dicen que ya han llegado esos felices años 20, la prosperidad económica y social y, por tanto, es la ciudad del carpe diem. Sería un bucle histórico más entre todos los que estamos viviendo durante este año, con tantas olas del covid-19 que puede que perdamos la cuenta si ahora en verano nos olvidamos de que la vacuna no da la inmunidad o de que todavía falta mucho para lograrla en el conjunto de la población.

Aunque, claro está, hay ganas de vivir ese carpe diem. Cierto es que por ahora algunos nos conformamos con acudir a conciertos en una mesa de la que no te puedes mover (mal) pero en la que tienes la bebida sin hacer colas en la barra (bien), ir de vacaciones a la playa (esperemos que sin mascarilla) o disfrutar del pueblo como se ha hecho siempre, por más que no se pueda ni siquiera compartir un cachi, que diría Igea.

Pero lo único que tengo claro de todo esto es que habrá felicidad este año en dos momentos clave, en la primera y en la segunda dosis, así que por ahora solo tengo garantizada la feliz impaciencia de esperar a la vacuna.
Lo más leído