Una cumbre clásica con vistas al Porma

Ascenso al Pico Susarón, desde donde poder divisar el embalse del Porma y picos y macizos de León y Palencia

Vicente García
12/08/2016
 Actualizado a 16/09/2019
Las localidades de Cofiñal, Puebla de Lillo y Redipollos. Al fondo, Picos de Europa y Mampodre. | VICENTE GARCÍA
Las localidades de Cofiñal, Puebla de Lillo y Redipollos. Al fondo, Picos de Europa y Mampodre. | VICENTE GARCÍA
Desde el pantano del Porma se puede contemplar la hermosa vista del Pico Susarón, sujeto de leyendas que encandilaron los filandones de las localidades circundantes.

Puebla de Lillo es el inicio de la ruta, que coincide con la del Celorno, habilitada para discapacitados, así como el inicio de la Cervatina, la PR LE-28, de la que se ha hablado en fechas anteriores. En esta localidad se encuentran dos casas del Parque que organizan cantidad de actividades, en especial rutas de todo tipo (micológicas, de visualización de fauna…), en ambas hay exposiciones sobre el entorno y es especialmente interesante la del torreón medieval. En ellas se puede solicitar información sobre ésta y otras rutas y la darán amablemente.

Desarrollo de la ruta


Se trata de una cumbre con varias posibles rutas de ascensión, en las que no se puede o no se debe confundir el camino. Los farallones que dan al pantano tienen una verticalidad que desaconsejan acercarse y, por lo tanto,la ruta debe alejarse de ellos aunque una de las variantes vaya por la arista este, aunque no peligrosa, sí tiene una mayor dificultad y presenta más problemas, por lo que se aconseja solamente a personas bien preparadas. La ascensión que aquí se propone parte de Puebla de Lillo y sigue en principio la senda de la Cervatina, cruzando el río Celorno, siguiéndola durante un trecho hasta un segundo puente para encontrar unas praderas en la zona donde se ve que desciende la loma desde la cumbre y existe una canal entre el Susarón y otro pico más pequeño, el Piñuelo, de 1494 metros.

En días sin visibilidad, tras cruzar el segundo puente, sobre el río Celorno, un puente canadiense que impide que pasen las vacas, hay que pasar una zona de rocas y tras ella unas praderas donde se debe cruzar un arroyo y seguir hacia arriba por una estrecha y empinada canal, en la que existe algún hito o bien manchas verdes sobre las rocas, hasta llegar al collado que une ambos picos, donde se encuentra una hermosa vega, la del Pradico, que tiene un abrevadero y fuente. A partir de este momento, se puede seguir subiendo bien por la arista oeste, bastante empinada y pedregosa, pero sin ningún problema, o bien seguir hasta la collada que da vista al pantano, ya a 1528 metros. Desde ese punto se deben buscar los hitos o puntos verdes que marcan un camino más cómodo, si bien puede ascenderse por cualquier punto siempre teniendo en cuenta que el desnivel es muy pronunciado y a veces se pueden encontrar zonas con demasiadas rocas o resbaladizas si no se afianza bien el pie.

Al final se llega a la cumbre que tiene un vértice geodésico y desde la que se puede contemplar el pantano del Porma, con la Paña de Armada y el Peñaruelo, así como gran parte de la montaña leonesa y palentina, como el Pico Llerenes, las Peñas Pintas, y detrás el Espugüete, los Picos de Europa, las cercanas cumbres de los Picos de Mampodre, o las de San Isidro, como el Ausente o la Cuerna, el Pico Mahón, el Bodón y la Peña Forcada, el Valdorria y el Peñacorada, entre otros.

Tras contemplar la espectacular vista de las montañas y el Pantano se recorre la zona que da a la cara norte por donde se pueden ver las localidades del valle, como Puebla de Lillo, Cofiñal y Redipollos, para desde allí descender con cuidado, buscando las zonas más apropiadas, en principio sencillo, pero según se va descendiendo conviene el retorno, bien hacia el río Silván, que luego se convertirá en el Porma, llegando de este modo al punto de partida.
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