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Una Ciudad Sin Nombre

17/10/2018
 Actualizado a 15/09/2019
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Hoy pasé por La Magdalena. Una localidad que encierra un gran significado para mí. La puerta de las tierras de Luna y Omaña, para llegar a Villaceid, Riello, Andarraso, La Velilla y Trascastro de Luna, al pie de su derruido castillo, donde nació mi madre. Mi abuelo, a menudo venía a León a lomos de su caballo, atravesando la Hoja de Camposagrado, y los lobos pisándole los talones.

Hubo un tiempo en que fue floreciente, pero desde hace años tiene un aspecto de tristeza otoñal. La Magdalena recuerda a ‘La Ciudad sin Nombre’ y la áspera voz de Lee Marvin. Allí el oro, aquí el carbón. Ambos minerales que dieron a luz un entorno vital para los nativos y los que llegaron en busca de trabajo. La Ciudad sin Nombre desapareció, las villas mineras están en ello.

Desde las instituciones se pidieron fondos para reconvertir las cuencas mineras. No sé adónde se habrá ido el dinero, ni qué iniciativas prosperaron. En el polígono industrial de La Magdalena-Otero de las Dueñas, apenas tres empresas languidecen. No hay movimiento. Ni camiones que vienen y van. Cuatro naves enfangadas en una escombrera. Digo ¿cuatro? Pues en breve serán tres.

Mucha son las razones para que una empresa desaparezca. Por quiebra, por improductiva, competencia desleal, deslocalización… De todo esto sabemos mucho en León. La última, fue Vestas, de la que tanta tinta se ha vertido, para nada. La próxima, Imatec, que quiere decir Inyección de Materiales Técnicos. Y el motivo es el haber sido estrangulada por los que hablan de promover el empleo en su zona y reactivar la economía: el propio Ayuntamiento, que le niega el suelo industrial necesario para su expansión: una inversión de casi un millón de euros, con el visto bueno del Colegio de Ingenieros. Por si fuera poco, por la misma torpeza municipal, Imatec perdió una ayuda de la Unión Europea de un cuarto de millón de euros, causando un grave daño a la empresa que, a la vez expusieron a un serio peligro.

Ante esta situación de desidia o mala fe de la Administración, Imatec pone pies en polvorosa y cambia su ubicación, para poder seguir viviendo y dando a quién vivir. No es que las industrias se vayan por culpa de las Instituciones. Es que, dentro de poco, no vendrá ni el coco.
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