Una bella historia hecha queso

Darío y Silvia eran brillantes investigadores en diferentes campos de sus estudios de Ambientales e Ingeniería. Se conocieron en un taller de micología, compartieron sus pasiones por la naturaleza, Picos de Europa y el queso... Este sábado inauguraron la Quesería Hou en Oseja de Sajambre

Fulgencio Fernández
17/04/2022
 Actualizado a 17/04/2022
Silvia Teixeira y Darío Fernández atendiendo a los numerosos vecinos y visitantes que acudieron a la inauguración de su quesería Hou.  | SANDRA ORREGO (@luckyelevens_)
Silvia Teixeira y Darío Fernández atendiendo a los numerosos vecinos y visitantes que acudieron a la inauguración de su quesería Hou. | SANDRA ORREGO (@luckyelevens_)
Darío explicó a los asistentes al taller de micología de la Fundación Cerezales las características de muchas setas, dónde se encuentran y mil detalles que bien conoce ‘la mano derecha’ del gran experto en este tema y su director de tesis, Arsenio Terrón. Al finalizar su exposición había una alumna que se perdía un poco en tantos detalles, algunos muy técnicos, y le pidió explicaciones. «Me lo puedes hacer más asequible». La alumna era Silvia. El profesor accedió encantado a aclarar las dudas.

En la tarde de Viernes Santo, un año y pico después de aquella jornada, Darío (Fernández) y Silvia (Teixeira) están sentados en el corral de su casa en Ribota poniendo las últimas etiquetas, numerando los últimos quesos, preparando las bolsas pues pocas horas después (a las 12 de la mañana del sábado) van a inaugurar su propia quesería en el corazón sajambriego de Picos de Europa, en Oseja de Sajambre.

En el corto espacio de tiempo entre las dos ‘escenas’ supieron de muchas complicidades, además de la inicial de las setas. La pasión por la montaña y Picos de Europa en especial, la pasión por el queso y la cercanía intelectual de dos brillantes expedientes académicos… Por eso cuando Darío le contó que había encontrado una casa en Ribota y que alquilaban al lado, en Oseja, una vieja quesería que llevaba un tiempo cerrada no lo dudaron.

Darío sonríe mientras Silvia lo cuenta. Darío siempre sonríe tímido y escucha atento. Curiosamente dos personas cercanas a él, su profesor y maestro Arsenio Terrón, y su cuñada la periodista Susana Teixeira definieron con la misma expresión, palabra por palabra, a este investigador del área de Botánica de la ULE: «Es una persona muy especial». Él sonríe cuando se lo dices.

«Sí que lo es», concede Silvia, para la que también ‘tiro’ de su hermana periodista a la hora definirla: «Un cerebrito». No es pasión de hermana, son datos, notas y biografía de esta Ingeniera e investigadora científica que había trabajado en la Agencia Espacial Europea y posteriormente en el Centro Europeo para la Investigación Nuclear en Suiza, en el que seguía cuando un asunto familiar (el fallecimiento de su madre) la trajo a León, a su Olleros de Saberonatal... y se apuntó a un taller de micología que cambió su vida.

- ¿Y el queso cuándo se cruza en tu vida?

Ahí tercia su tercera hermana, Nadia. «Cuando venía por casa había que esconder el queso porque al marchar no quedaba nada». Y Silvia explica cómo llevó esa pasión a lo suyo, la investigación. «Conseguí hacer queso en Madrid, con un invento propio. Todo el mundo me decía que era imposible, que no se daban las condiciones ambientales, pero lo conseguí». Y lo explica, un invento propio de una investigadora al que suma la pasión de una ‘quesera’ y en la que participa hasta una maceta puesta al revés, un sistema informático de control de la humedad y un largo etcétera que, la verdad,no sabría explicar el mecanismo, me pasa como a ella con Darío cuando le escuchó en eltaller de micología.

No lo necesita ahora, el invento, pues se han instalado en la vieja quesería y en Sajambre, con la humedad apropiada y las mejores cabras para hacer su queso en el que destaca algo que incluso han llevado a su tarjeta, en la que se lee: «Hecho con las manos de Silvia y Darío en el Parque Nacional de Picos de Europa». Porque sus manos son fundamentales y, como no podía ser de otra manera en sus casos, su cerebro, su espíritu investigador, que les lleva a «ensayar con diferentes cuajos, fermentos y, sobre todo, los mohos…».

Esa identificación con la tierra, usar leche cruda de cabras «de Picos, por supuesto», y otros recursos de aquella tierra, acudir a los conocimientos tradicionales de sus gentes con las que han hablado tanto,todo ello lo han querido llevar incluso al nombre de la empresa,Quesería Hou. «Se escribe con hache pero se lee como si fuera jota, jou», explica Darío.

Es un guiño más a aquella tierra, a su cultura asturleonesa, también a su lengua. «Todos los habitantes de Picos de Europa y las gentes de esta montaña saben lo que es un hou, una especie de hondonada, podríamos decir que una dolina, pero aquí es hou… esperemos que cale el nombre, esuna palabra corta, diferente, creo que tiene gancho».

Seguro que tiene gancho, pero menos que el sabor de sus quesos. Al menos eso les pareció a los asistentes a la inauguración y os lo dice quien también es de la raza de Silvia Teixeira, que hay que esconder los quesos cuando entra por la puerta.
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