Una base para soñar

06/07/2018
 Actualizado a 15/09/2019
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Pocas cosas hay más dolorosas para el aficionado y más complicadas de gestionar para un club que un descenso. De hecho, en esta ciudad tenemos reciente cómo, de su último paso por ACB, acabó herido de muerte Baloncesto León. Por eso las semanas después del descenso de la Cultural eran claves y las sensaciones que quedan un mes después son tan positivas.

Se cometieron muchos errores, sí. Se desaprovechó una oportunidad única, también. No hace falta recordarlo. Si son aficionados de la Cultural seguro que les suena la situación: alguien, en estas últimas semanas, les dice la frase de ‘ahora para qué, cuando tenían que haberlo hecho era el año pasado, ahora ya da igual’.

¿Igual? Qué corta es la memoria. Más de 40 años se pasó el club leonés peleando por volver a Plata. Y ni uno solo de ellos lo comenzó en una situación tan privilegiada como la de ahora. Sin deuda. Con un importante superávit tras el paso por Segunda y el fondo de descensos recibido. Con unos propietarios decididos a hacer una apuesta económica tremenda y, lo que es más importante, a asumir los gastos si esta sale mal. Con una afición, aunque por el camino se queden varios de los que se subieron al barco culturalista en Segunda, en su punto más álgido de las últimas décadas. Y con una plantilla que, a 6 de julio y dando por buenas todas las continuidades anunciadas, cualquiera en la categoría habría firmado.

El año pasado no tiene solución. Pero hay base para soñar con ganarse otra ocasión para remediarlo. Hagámoslo.
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