Una asignatura fundamental

Los alumnos del primero de bachillerato de mi Instituto tienen unas asignaturas obligatorias y otras optativas. Más de sesenta han escogido una optativa cuyo contenido exponemos a continuación. El primer tema se titula ‘Los padres del pensamiento actual’. Se refiere entre otros a Feuerbach con su materialismo, a su discípulo Carlos Marx y su consideración de la religión como opio del pueblo, a Freud que presenta la religión como una neurosis colectiva, a Nietzsche el apóstol de la muerte de Dios, a Compte y su positivismo científico, a Sartre, Albert Camus… Han tenido tanta influencia que parece razonable estudiarlos seriamente y con espíritu crítico.

Un segundo tema analiza el ateísmo moderno, sus diferentes manifestaciones, así como las causas y la respuesta al mismo. Se trata de un fenómeno que hay que abordar con rigor intelectual.

Otro tema pretende dar a conocer el panorama religioso mundial, desde las religiones antiguas a las actuales, como las mistéricas de Asia (Hinduismo, Budismo, Confucionismo… ) hasta las tres grandes religiones monoteístas: Judaísmo, Cristianismo e Islam. Ignorar esto supone una gran laguna cultural y es un verdadero signo de ignorancia, pues su conocimiento es imprescindible para entender el mundo en el que vivimos.

Dado que el cristianismo es la religión más numerosa del mundo y la más influyente en Europa y Occidente no se puede pasar por alto la figura de Jesús de Nazaret, que divide la historia en un antes y un después.

Otra cuestión es la de los derechos humanos, entre los que no puede faltar el derecho a la vida en todas sus fases, junto con la familia y la sexualidad, que no es para nada indiferente. Todo ello desde el reconocimiento de la dignidad de la persona.

También se explica la Cuestión Social. A raíz de la Revolución Industrial y por los abusos del capitalismo surgió una clase obrera tratada bastante injustamente. Nació entonces el llamado socialismo utópico, el sindicalismo, y la solución marxista. Con retraso, pero con fuerza, llegó la Doctrina Social de la Iglesia en 1891 con su consiguiente desarrollo posterior, reconociendo la importancia del trabajo y los derechos del trabajador.

Doy fe de que los alumnos, y muy especialmente los de ciencias, quedaron gratamente sorprendidos por lo aprendido en esta clase de religión. ¿Por qué piensa la Ministra de Educación que su esfuerzo, tomando apuntes y estudiando, no merece una nota que cuente como las demás asignaturas? ¿Se puede llamar culta a una persona que ignore estos temas?