Un vino hecho con ‘esencia’ de tradición

Meóriga Bodegas y Viñedos es una bodega asentada en Mayorga que está dentro de la DO León. Con uvas de prieto picudo y albarín elaboran unos vinos de los que disfrutar en la bodega

T. Giganto
07/07/2019
 Actualizado a 19/09/2019
La zona de la tienda de Bodegas y Viñedos Meóriga, en la localidad de Mayorga (Valladolid) | MAURICIO PEÑA
La zona de la tienda de Bodegas y Viñedos Meóriga, en la localidad de Mayorga (Valladolid) | MAURICIO PEÑA
Hay botellas que en su interior guardan mucho más que vino. Las hay que tienen una historia que hace que paladearlas sea un deleite y también una experiencia. Hay un vino, el de Méoriga, que sale de viñedos enraizados en Mayorga y Pajares, que tiene muchas historias que contar. La del auge de la viticultura en los años 50 que quedó atrás porque apremiaba la miseria y tocaba dirigirse al norte para trabajar en grandes factorías. En aquellos viajes de ida se iban de las orillas del río Cea para buscar la bonanza de las ciudades portuarias. La nostalgia de los kilómetros de por medio dejaban paso al recuerdo de aquellos vinos que hay quienes se niegan a olvidar. Para que aquella historia se pudiese seguir contando hoy, hubo quien cogió las riendas de la cooperativa de vino de Mayorga fundada en 1964 para convertirla en una bodega llena de futuro.

Estos días, en Meóriga Bodegas y Viñedos (bodega de Mayorga que pertenece a la DO León) brindan por sus recién acabadas obras con las que han culminado la actualización de su imagen. Las mejoras llegan 10 años después de conformarse como sociedad limitada, la que ahora ya cuenta con 90 socios. "Poniendo mucho cariño hemos llegado a todo esto", cuenta David Urquizu, uno de esos soñadores que se negó a ver desaparecer un proyecto en el que en su día su abuelo estuvo detrás de su fundación.

Lo explica mientras contempla la nueva tienda que han construido con la remodelación de sus instalaciones. Con ella comienzan ahora una nueva andadura apostando por el enoturismo para que sus vinos se degusten al tiempo que se vive una experiencia dentro de un ambiente muy cuidado en el que han respetado las peculiaridades de la vieja cooperativa. De ella queda la estructura de las orujeras, y en una de ellas se asienta la zona de compra y catas. En su subsuelo han creado un espacio acogedor en el que celebrar eventos, muy cerca del "santuario" de Meóriga: la sala de barricas. Con capacidad para almacenar unas 400, allí reposan crianzas y también una novedad "muy exclusiva", la del albarín fermentado en barrica.

Las recientes obras han propiciado un cambio en el reparto de las instalaciones de modo que están conformadas por espacios comunicados entre sí, con nueva zona para almacenar y embotellar. De ella se llega al corazón de Meóriga, la zona central donde reposa el vino en grandes depósitos de hormigón como se hacía en 1964 cuando se fundó la cooperativa. "Hay una tendencia de volver al hormigón ya que está demostrado que estabiliza y clarifica mucho mejor las elaboraciones", incide Urquizu. Bajo el techo abobedado, propio de las construcciones utilizadas para la producción de vino en las décadas de los 50 y los 60, hay capacidad para llegar a elaborar más de dos millones de litros de vino aunque por el momento su producción es de unas 400.000 botellas que llevan el sello de la DO León y que salen de los 500.000 kilos de uva que recogen de sus propios viñedos que tienen repartidos entre Mayorga (50 hectáreas) y Pajares de los Oteros (5 hectáreas).

Conocer la historia que hay detrás de Meóriga y degustar sus vinos es ahora posible cada sábado con la opción de concertar también visitas para grupos (reservas en el teléfono 983751182 ). Su tienda es un templo para los amantes de los productos más exclusivos propios de la tierra y en sus estantes hay desde embutido de la montaña leonesa a pimientos de Fresno pasando por las lentejas de Tierra de Campos. No faltan en ella todos los vinos que se elaboran en Meóriga al 100% con viñedos y elaboración propia. Su archipremiado Esencia 27, el Albarín 33, el Rosado 33, el J Rosé, el SM, el SM50 o su línea de ‘Uvas prohibidas’, ediciones limitadas de dos vinos: El Demonauta (100 % albarín fermentado en barrica) y el .G (100% uva blanca de la variedad alemana Gewürtztraminer).

"Seguimos haciendo el vino como nuestros abuelos pero valiéndonos de los nuevos avances tecnológicos", explica David antes de mostrar los impecables viñedos que tienen muy cerca de la bodega. "De lo que se hace aquí depende todo", comenta mientras mira a un horizonte que se pierde entre frondosas cepas repletas ya de racimos y de futuro, el de la próxima cosecha.
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