Un tesoro llamado Agus

Por Alejandro Cardenal

24/11/2021
 Actualizado a 24/11/2021
Agus pelea por un balón dividido ante el Sporting. | LALIGA
Agus pelea por un balón dividido ante el Sporting. | LALIGA
Creo que en todas las familias hay una historia que todo el mundo se sabe ya de memoria, pero que aún así se vuelve a contar en cada boda, bautizo, comunión o cena de Nochebuena que se precie.

Para mi desgracia, en la mía yo era el protagonista de casi todas. Cosas de ser el benjamín, supongo. La favorita de mi abuela era aquella en la que, estando en la playa con dos o tres años y como ‘venganza’ por haberme obligado a meterme al mar, intenté lanzarle un cubo con agua y arena que acabé volcando sobre mí mismo.

Cuando acababan de descojonarse a mi costa, mi abuelo siempre recordaba aquellas navidades en las que estuvo días enteros buscando como un loco el Power Ranger blanco con el que no dejaba de darle el coñazo, y, por supuesto, como acabé dejándolo tirado en un rincón a los cinco minutos para hacer un fuerte con una caja de cartón.

Que era un poco rarito se adivinaba ya de niño y no he cambiado demasiado con el paso de los años. Me sigue gustando la playa, pero el chapuzón cuanto más breve, mejor, lo indispensable para no morir calcinado. Y también sigo encontrando tesoros donde mucha gente ni siquiera buscaría.

En eso, precisamente, se ha especializado la Deportiva. Aunque para Rubiales y compañía la difunta Segunda B fuera algo de lo que avergonzarse, por allí han pasado futbolistas que, por unas circunstancias u otras, no habían logrado dar el salto, pero que tenían talento de sobra para hacerlo.

Isi o Son, ambos en Primera, llegaron a Ponferrada sin hacer mucho ruido, e incluso en su primera temporada al de Cieza le costó convencer a Terrazas. Sielva llegó a la capital berciana tras una buena temporada en el Rápido de Bouzas, pero muy lejos del nivel que se le presuponía cuando empezó a despuntar en el Espanyol.

En todos ellos vio el conjunto berciano un potencial que otros ni se imaginaban y otra temporada más ha demostrado que el instinto no le falla. Con el permiso de Amir, de Copete, que merecería otra columna solo para él, o incluso de Naranjo, Ojeda y Enrich, el fichaje de la temporada es sin duda el de Agus Medina.

Que hasta ahora no hubiera tenido una oportunidad en Segunda División es inexplicable, algo que merecería un viaje solo de ida a la oficina del Inem más cercana para todos los directores deportivos de la categoría.

Porque a todos se nos llena la boca con la importancia de la polivalencia, de la capacidad de adaptación y demás, pero por la Deportiva jamás ha pasado un jugador que se acerque tanto a ese concepto de ‘futbolista total’ con el que sueña cualquier entrenador. Hace de todo y todo bien. Quizá no sea sobresaliente en nada, pero es notable en todo. Y eso, en el fútbol, es un tesoro de un valor incalculable.
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