Un sindiós en la torre

02/03/2016
 Actualizado a 10/09/2019
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Un sindiós. No hablo de lo que está pasando en Madrid que para eso ya no tenemos ni cataplasmas, ni jarabes de la abuela con miel y coñac, ni siquiera a Tejeda para que se ofrezca de tercera vía (era el momento, ¿algún voluntario?).

El sindiós viene porque ya no son de fiar ni los calendarios populares, ni se respeta a los animales casi sagrados, pierden los nervios hasta los más dignos representantes de las sagradas instituciones... al final va a acabar saliendo el sol por el lado contrario y se hace de noche al amanecer.

Me explico. Mira la imagen. A buen seguro que ya lo has dicho:«Por San Blas... la cigüeña verás». Eso sería cuando nevaba en invierno, llovía en primavera, el 15 de agosto era la fiesta del pueblo y Jordi Pujol no había heredado del abuelo Florençi. Ahora la cigüeña la ves cuando te de la gana, ya no marchan, también ellas se hicieron cómodas y mientras tiremos más alimentos a la basura que comemos en la mesa pues se quedan aquí, sobrevolando basureros, y no se arriesgan a que les den matarile más allá del Estrecho, que dicen por allí que no hacen mal arroz.

Pero se multiplican y ya empiezan a molestar. Hace unos años anduvo a tiros con ellas hasta el cura, ahora en un pueblo tan sensato como Vegas hay un expediente X con ellas que espera la opinión de Iker Jiménez desde los mandos de la nave del misterio... Un sindiós.
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