Un recuerdo en acero a los represaliados en el Montearenas

Ponferrada rescata su memoria con la escultura 'Estela de los condenados II' de Amancio González, colocada en el lugar donde una fosa común los sepultó

ICAL
05/11/2022
 Actualizado a 05/11/2022
Inauguración de la escultura que puede verse en el Montearenas de Ponferrada. | ICAL
Inauguración de la escultura que puede verse en el Montearenas de Ponferrada. | ICAL
El monumento ‘Estela de los condenados II’, del escultor Amancio González, rinde homenaje desde hoy a los republicanos asesinados en Ponferrada durante la Guerra Civil y la posterior represión franquista, cuyos cuerpos fueron arrojados sin identificación alguna a fosas comunes en la zona de Montearenas, a las afueras de la ciudad. El alcalde, Olegario Ramón presidió un sencillo acto que contó con la presencia de familiares de las personas desaparecidas en este paraje, así como de representantes de la Corporación municipal y de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (Armh).

La pieza de acero representa a una persona próxima a ser ajusticiada
y se ubica en la glorieta que da acceso al cementerio de Montearenas.

Esta nueva intervención artística sirve de continuación a la instalada hace ahora un año en el Patiode la Higuera del Museo del Bierzo, inmueble que en su día funcionó como centro de detención de prisioneros. Ambas esculturas rememoran el dramático periplo de quienes salieron de esa antigua cárcel para acabar sus días en una fosa común en la zona de Montearenas.

La escultura surge de las manos de Amancio González, un extrabajador de Renfe reconvertido a artista y con más de 60 obras repartidas por el mundo, que pueden verse en la ciudad de León y en numerosas localidades de la provincia, así como en gran parte de la isla de Fuerteventura y en países como Canadá, México, Rusia, Turquía, Croacia, Francia, Dinamarca, Georgia, Chipre o Ucrania.

Según la Plataforma de Víctimas de Desapariciones Forzadas por el Franquismo, cerca de 3.000 personas fueron represaliadas en la comarca durante la Guerra Civil y los años inmediatamente posteriores. Los últimos cálculos elevan por encima de las 1.120 las muertes violentas sucedidas en Ponferrada entre 1936 y 1951.

En los últimos meses, el Consistorio de la capital berciana ha intensificado sus esfuerzos para honrar la memoria de estas víctimas de la dictadura. Así, en diciembre del año pasado, el Ayuntamiento presentó el un mapa interactivo con 51 lugares de memoria vinculados a la Guerra Civil y la dictadura, un primer paso para localizar los restos de las personas represaliadas en el municipio y devolverlos a sus familiares.

De los 51 puntos identificados, 13 serían lugares de enterramiento, en la carretera del campo de las Danzas, en Montearenas o en los cementerios de Fuentesnuevas, Dehesas y Toral de Merayo. El proyecto pretende utilizar estos y el resto de lugares para explicar la historia de la ciudad y conectar el pasado con el presente mediante unos espacios vinculados a una memoria “oculta y silenciada”.

Por otro lado, el pasado mes de enero la ciudad se convirtió en escenario de la iniciativa del artista alemán Gunter Demnig ‘Stolpersteine’, que supuso la instalación de nueve adoquines dorados en la plaza del Ayuntamiento para recordar a los nueve vecinos que hallaron su muerte en los campos del horror nazi tras combatir en las filas republicanas durante la Guerra Civil española: Antonio Abella, Manuel Crespo, Ceferino García, Elpidio González, Agustín Ovalle, José Pérez, Eduardo Samprón, José Antonio Calvete y Rafael Rivera.

El último de estos actos de memoria histórica tuvo lugar el pasado mes de agosto, cuando el Ayuntamiento descubrió una placa y un monolito en homenaje a Jerónima Blanco y Fernando Cabo, una joven madre embarazada y su hijo de tres años asesinados el 23 de agosto de 1936 por falangistas en un enclave próximo al barrio de Flores del Sil de la capital berciana. El homenaje tuvo lugar a la altura del número 340 de la avenida de Portugal, ante el lugar en el que, en el año 2008, se recuperaron parte de sus cuerpos.

El brutal asesinato de Jerónima y Fernando se produjo después de que los golpistas fueran incapaces de encontrar al padre, el sindicalista Isaac Cabo. Al pequeño Fernando lo asesinaron en un macabro juego de tiro al plato y a Jerónima la fusilaron estando embarazada de seis meses. Los cuerpos de ambos fueron abandonados y estuvieron tres días a la intemperie hasta que un hombre logró superar el miedo y los enterró.

Además, a lo largo de este mandato el Consistorio también ha rendido homenaje al último alcalde republicano de la ciudad, Francisco Puente Falagán, y ha tramitado los permisos necesarios para llevar a cabo una exhumación en el cementerio de Fuentesnuevas y una nueva campaña de excavaciones en el antiguo cementerio del Carmen.
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