Un poeta del Sur para el narrador del Noroeste

Antonio Enrique es un poeta y narrador andaluz, tanto que afirma que "lo mejor que me ha sucedido en este mundo es haber nacido en Granada, y lo peor, estar fuera de ella".
Otro Antonio, Pereira, es leonés y de Villafranca del Bierzo, también militante, tanto que creó para su literatura y su vida un espacio geográfico que las albergara, el noroeste.
Los dos Antonios unen este martes sus nombres, sus obras, en una nueva conferencia de la Fundación que recuerda al narrador del noroeste y que imparte el poeta del sur con el título de ‘Metidos en una pompa de jabón’. Será a las ocho de la tarde y en el salón de actos de la Obra Cultural de Caja España (en la calle Santa Nonia). Hay más cosas que les unen, como la costumbre de Pereira de escribir a mano que también es rito en el escritor andaluz, uno de los creadores de la ‘Poesía de la diferencia’, quien explica que después de dormir la siesta y merendar algo de fruta se sienta a escribir. "Preparo la pluma, y los papeles, que prefiero grandes y sobrescritos por detrás, para evitar la sensación de solemnidad. Escribo a pluma la primera redacción, no sólo por costumbre, sino por placer".

Escribo siempre a pluma la primera redacción, por placer;soy un lector canibal, leer es una cosa muy seria Antonio Enrique y Antonio Pereira se conocieron en la Andalucía del primero de ellos y la Andalucía de Úrsula Rodríguez, la mujer y brazo derecho de Pereira. "Invitaron a ‘mi Antonio’, como decís vosotros, a dar una conferencia en Guadix y nos trataron de maravilla, tanto que ahora, cuando pensamos en Antonio Enrique para esta conferencia, se mostró encantado de poder acudir, de poder subir al noroeste de Antonio", recuerda la viuda del autor de ‘Picassos en el desván’.

Hay otro aspecto que los une. Pereira y Enrique son (el leonés era) fundamentalmente poetas, el primero lo confesaba siempre y el andaluz es el género que más ha cultivado y en el que resulta más reconocido; pero los dos cultivaron la prosa, con especial atención en el caso de Antonio Enrique a la novelas histórica, en la que señala que "la novela histórica no es, ni mucho menos, una crónica novelada. La historia no puede infringirse, los datos han de ser estrictos e, incluso, la interpretación sociopolítica de los hechos y la etapa histórica. Esto obliga a una exhaustiva documentación, de años en muchos casos, por eso me indigna profundamente como lector la falta de escrúpulos de algunos autores de este género. No valen los artificios, el lenguaje debe de ser de época... no cuidar estos aspectos  es caminar por la mediocridad más absoluta".

Creo que todas las novelas deben aportar algo, personalmente estoy lejos  de las modas, del negocio La ‘novedad’ que ofrece Antonio Enrique es que en sus novelas históricas «interviene el factor creativo, literatura, trama novelesca. Doto la novela de un elemento visionario paralelo a la historia, que permite al lector volar». Ya la hora de elegir una novela histórica en la que estén presentes estos elementos no se esconde:‘Juan Cabezón de Castilla’, de Homero Aridjis, como tampoco lo hace a la hora de decir el nombre de un escritor sobrevalorado con los medios de comunicación: Fernando de Villena;o la de un autor al que valora:"Gabriel Miró, por ejemplo; me enamora esa coherencia suya de anteponer la obra a toda hostilidad externa. Personalmente, leo con verdadera fruición a Gutiérrez Solana, que fue pintor. Y sigo admirando a Valle. Por otra parte, cuando las novedades no me suministran más que comercialidad, yo siempre vuelvo a los magníficos de la generación de 1868. En literatura en otras lenguas, Dostoievski me apasiona, como D’Annunzio, pongo por caso. Los centroeuropeos, los extremorientales. Claro que Cervantes es siempre. Soy, un lector canibal, si se puede decir".