06/01/2016
 Actualizado a 08/09/2019
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Comienza el 2016. Son tantos los estímulos, tantos los temas políticos de actualidad que reclaman nuestra atención que quisiera uno hablar un poco de todo, que es tanto como hablar un poco de nada. Vamos a ello.

La CUP, ese esperpento anarco-leninista, le ha dicho no a Mas para seguir jugando a la revolución independentista, que es como un nacionalsocialismo asambleario enfrentado al nacionalpujolismo andorrano. Le han puesto en bandeja el pastel al neoindependentismo de Colau, al que se ha rendido el oportunismo insaciable de Iglesias, siempre dispuesto a asaltar el poder aunque sea subiéndose a una banqueta. El futuro de Cataluña seguirá despeñándose hasta el penúltimoprecipicio, porque nunca habrá un final.

Lo de Pedro Sánchez es todavía un esperpento mayor. Cada día se le agría más el gesto, ya totalmente desprovisto de glamour. Yo lo veo como portero del Palace, con uniforme y gorra de plato. Pero ¡lo que le costará al PSOE apartarle del aparato!, ese tanque colocado en el primer piso de Ferraz con el que el partido cree enfrentarse al mundo, cuando en realidad sólo dispara contra los de dentro.

Rajoy sigue atontado envuelto en la bruma de sus puros como entre percebes, sin hacer nada porque no sabe qué hacer, que es su mejor forma de hacer política. Tampoco los suyos se atreven a mandarle a Santa Pola. Entre mediocres siempre triunfa el más.

Otro que anda tocado es Rivera. Se creyó tanto las encuestas trufadas que no sabemos si será capaz de entender algo de lo que le ha pasado a su partido. ¡Que Zamora no se conquista en una hora, oye tú! Y menos si no comprendes que tu lugar está en el centro izquierda, despojándote de toda la ideología progre trasnochada, pero hacia la izquierda, que es donde está la mayoría social de este país.

De los de Podemos podría uno escribir una Suma Teológica, porque de esta izquierda santurrona, beata, melíflua y a la vez estalinista y venezolana, uno sabe mucho, por eso de la cercanía y la experiencia acumulada durante lustros. Yo puedo presumir de ser un ilustrado de la izquierda, a la que bien conozco. Que el progresismo antifranquista haya degenerado en carcundia ideológica, en pensamiento plano con ínfulas de modernez cibernética, siempre dispuestos a mirar a los demás por encima del hombro, es algo que no acierto a comprender cómo despierta todavía interés y hasta admiración.
2016, sin embargo, será espléndido, porque iremos a peor y entonces tendremos necesariamente que reaccionar y no parece que el suicidio cree hoy tendencia. Tampoco parece que liarnos a garrotazos despierte mucho interés: el riesgo es excesivo, siempre será preferible conservar lo que tenemos. Todo esto, claro, no es más que hablar por hablar, escribir por escribir. Asíempieza el 2016 .
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