Un paseo en barco por las aguas del pantano, romántico y peregrino

Congosto: Regado por las aguas de Bárcena despunta con un potencial turístico ligado también al Camino Olvidado y a la ruta encantada del zofredal de Cobrana

Mar Iglesias
20/11/2019
 Actualizado a 20/11/2019
Anochecer desde el otro lado del pantano, donde las aguas parecen inertes frente a la central térmica. | R.I.
Anochecer desde el otro lado del pantano, donde las aguas parecen inertes frente a la central térmica. | R.I.
No hay más que cerrar los ojos para imaginar algo que podría ser mañana una realidad pero que hoy aún está rondando la cabeza del regidor de Congosto, Rafael Insunza, un enamorado del turismo que puede ofrecer este municipio berciano. A los pies del templo de la Virgen de la Peña se empapa el suelo con el agua del pantano de Bárcena.

Mirador y estampa se mezclan y se hacen uno, en completa armonía. Y esa panorámica es la que atesora Congosto como una de sus grandes joyas. Pero al paso han ido naciendo otras que le unen a la peregrinación a Santiago por un lado y al recreo en el agua por otro. Congosto forma parte de la etapa de 22 kilómetros de este camino, una de las ramas alternativas a Santiago, que llega a Cabañas Raras. Sale por Posada del Río, mirando a la otra parte del embalse las altas chimeneas de la central térmica. El camino pasa cerca del Club Naútico y llega a la presa.

Pero Congosto es también final de la etapa del Manzanal, un camino que se referencia por primera vez a finales del siglo XV por el monje Herman Künig von Vach, que recomienda esta ruta por escrito. Lo hace «porque allí no te arriesgas a pasar montaña alguna». Y otra cara más de Congosto es la de ser paso del Camino de la Conquista de los Romanos. Esta ruta atesora un rico legado patrimonial combinado con espacios naturales de singular belleza al coincidir geográficamente con la cuenca del Boeza y es, en su mayor parte, el trazado del Camino Olvidado.

Aunque era la ruta más segura, una vez avanzada la Reconquista fue olvidándose y los caminos del Norte fueron perdiendo peregrinos en favor del Camino de Santiago Francés. Congosto tiene mucho que ofrecer y lo hace desde Cobrana, donde se puede ver la ermita del Santo Cristo, aunque de ella hoy solo se conservan sus muros y iglesia de Santa María Magdalena.

El pueblo se mete en el interior de un ‘zofredal’, nombre que se le da en la comarca al alcornocal y que conforma una ruta propia mágica en la que una compañía de teatro comarcal ha diseñado un recorrido entre trasnos y hadas que la ha promocionado con fuerza. Es un recorrido de dos distancias, la menor de unos 3 kilómetros y la mayor de unos 14, que acaba en el llamado mirador de Cobrana, donde el paisaje merece cada paso. Desde allí, y en compañía plena de la naturaleza se asciende al monte Turcia, coronado finalmente por el Santuario de la Virgen de la Peña, lugar de culto desde el año 1281.

En la bajada se llega a Congosto, pueblo acogedor que ofrece el agua de su fuente de Santa Olaya y sus magníficos soportales del mercado. Sus ojos se posan en el pantano que hace que los veranos sean multitudinarios y del que quiere sacar una segunda vía turística con el viaje en barco para peregrinos y visitantes por sus aguas, una experiencia que se está tramitando con la Confederación para hacerla realidad en los próximos años.
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