Un Palacio en el cielo del Bierzo

Historias con corazón desde el palpitar de las vides bercianas

M.I.
22/02/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Uno de los salones del Palacio, preparado para una boda. |  L.N.C.
Uno de los salones del Palacio, preparado para una boda. | L.N.C.
Para los que se van a casar, el día de su boda estará entre esos días felices e imposibles de olvidar. La clave está en el resto. «Nosotros nos comprometemos con que los invitados también incluyan la boda de la pareja entre esos momentos inolvidables de sus vidas», advierten con entusiasmo desde el Palacio de Canedo, ya en sí un lugar que deja boquiaberto.

Los invitados de una boda en el Palacio comienzan a disfrutarla desde que reciben la invitación. Han oído, les han comentado, quieren probar… o están locos por repetir y «queremos que sigan viviendo la boda tiempo después, que permanezca en el recuerdo, por eso todo nuestro saber hacer va encaminado a que entre el puñado de grandes días vividos esté vuestra boda».

El éxito depende de pequeños detalles, y en eso la gente de José Luis Prada son «inconmensurables», marca de la casa.

Desde la creación de ambiente, a la elección de los sabores.De la colocación de los invitados a la resolución de imprevistos. Del aroma de un vino al servicio atento y eficiente. Desde la acogida al baile… Toda la maquinaria está engrasada con cariño y tras dos décadas haciendo bodas, «al final, los novios que pasan por el Palacio no se han casado EN el Palacio de Canedo, sino CON el Palacio de Canedo», tan hondo lo sienten los organizadores. «Nosotros somos un poquito más felices por haber compartido el éxito de cada unión y alargar en la memoria la experiencia de ese momento tan bello y efímero al mismo tiempo», dice apasionada el alma que está detrás del éxito, Flor Bonet.

El fin último del Palacio es conseguir que cada enlace sea diferente y personal, y que quede grabado para siempre en la historia de cada uno.
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