18/05/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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Hoy, pretendiendo emular a mi querida Sofía Morán, voy a apropiarme de su firma para, a una semana de las elecciones municipales, dirigirme a todos los candidatos que aspiran a la alcaldía de León.

Tener un hijo te cambia completamente la vida, atrás quedan los tiempos de cañas y copas sin hora de llegada y las tardes de siestas interminables en las que gastabas alguna teletransportación para ir al baño.

Pero un buen día todo cambia. Hasta el uso que le das al espidifen, antes por culpa de salir y ahora porculpa de no dormir, pero por encima de todo, lo que cambian son tus preocupaciones, y las tonterías se esfuman a tanta velocidad, que aquella época vista desde hoy, te parece el pleistoceno.

No será el alcalde que salga elegido de las futuras elecciones el que acabará con el paro, con las colas en el hospital, con el cachondeo de algunos colegios concertados o incluso con la posibilidad de que los restaurantes abran los domingos… Por lo tanto, nos conformaremos con poco, pequeños detalles, alguna iniciativa que pueda poner freno al puto plástico;necesitamos que la ciudad esté limpia, y que al menos los parques estén dignos, ya que los acompañantes de los usuarios a veces no lo son. Que el tren de la Feve, de una vez por todas, llegue al centro de la ciudad, y que se dejen de joder. El llamado tren de la vida, que es vital para la montaña y de nada sirve llorar al León vaciado, si dejan morir al mítico tren.

Quiero que el centro de la ciudadsea peatonal y cuánto más, mejor. Ya sé que aquí chocaré con algún buen amigo, pero han de recordar aquella máxima de que la calle es de todos, no sólo de los de abajo, y que en los pisos también viven personas humanas que compran e invierten, y por supuesto que votan.Y desde aquí invoco a la serenidad, porque no cambiaremos nuestros gustos por mucho que nos pongan una calle moderna con aire limpio, sin contaminación acústica, con verdes arbolitosy cuidadas terrazas. El ir a comprar con el auto hasta la misma puerta de la tienda es una ordinariez.

Quiero una ciudad segura y protegida, que se pueda deambular por la noche sin miedo y que nuestros abuelos no tengan que ir al banco a cobrar la pensión acompañados.

Pero sobre todo quiero un León fuerte y valiente. Que sea consciente de que somos una ciudad envejecida con un futuro indeciso, pero que aún tiene solución. Y ante todo que la política no sea el contenedor ni la salvación laboral de muchos políticos.
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