Un negro escenario demográfico

No son pronósticos hechos al azar, sino que atienden a la tendencia que recogen las estadísticas y, en base a ellas, se perfila el panorama futuro de los territorios. El informe de Proyección de Población del Instituto Nacional de Estadística (INE) pinta feo para esta provincia de León. En realidad lo que dibuja es una prolongación de lo que viene sucediendo, pero peor si cabe, pues este mismo estudio auguraba hace dos años que la población a 1 de enero de este año sería más baja que la de entonces, pero no tanto como lo ha sido. De no romperse radicalmente la tendencia, para entonces nacerán 651 leoneses menos. Las muertes bajan, pero no en la misma medida, sino la mitad que los nacimientos, lo que deriva en que si ya a día de hoy la diferencia entre leoneses que llegan a este mundo y los que se van presenta una gran brecha (de algo más del doble de muertes que de nacimientos), en 2032 la brecha ya será abismo y las defunciones prácticamente triplicarán a los alumbramientos.

El desierto demográfico se acentúa además al conocer que León daría cobijo entonces a más vecinos de otras provincias del país que ahora, pero seguirán siendo más los hijos de esta tierra los que se marchen a otros puntos de España. A ello se suma también que se reducirá el número de personas que llegan a nuestra tierra procedente de otros países. Las estadísticas están para romperlas, pero lo cierto es que el panorama no es halagüeño.