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Un Negrillo en la Laguna

22/06/2022
 Actualizado a 22/06/2022
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Un episodio en la montaña leonesa, cuando dos paisanos comentaban que a Paco se le había caído la moral y ¡tuvimos que levantársela con una estaca!

Nadie que no sea de León pudiera entender este calambur. «Qué brutos son los leoneses» –pensarían en Valladolid–. Pero nada de eso, porque ‘la moral’ es un árbol. Como la peral, la nogal, el cirujal o el negrillo. Y a este punto queríamos llegar.

El pasado domingo Laguna de Negrillos despertaba de gala para celebrar la festividad del Corpus Christi, que no sé por qué tipo de liturgia, se trasladó al domingo y los «tres jueves en el año que relumbran más que el sol...» se han reducido a dos.

Los balcones engalanados y los pétalos dispuestos para perfumar el paso de la procesión, esparcidos por los niños, vestidos de marinerito y las niñas de blanco satén.

Como la magdalena de Marcel Proust, aquella imagen, evocó el día en que yo hice mi primera comunión. Mi nerviosismo, la ilusión de mis padres y la envidia de mis hermanas. Como algún día lo recordarán los niños de Laguna de Negrillos. En cierta ocasión nos pidieron en la escuela una redacción sobre «el día más feliz de tu vida». Un poco absurdo porque nuestra existencia tenía corto alcance. Pero todos escribimos sobre «la primera comunión». Así lo sentíamos.

La iglesia abarrotada y la gente expectante por el acontecimiento que tras la misa, tendría lugar. Una procesión singular. Como otras, tenía en común las birrias –o guirrios en la vecina Alija– con su latiguillo para zurriagar a los zoquetes. Había danzantes con sus enaguas blancas –como en Corporales– bailando y tañendo las castañuelas. Los santines y la Virgen del Arrabal, en pasos soportados por niños, niñas y varones o mujeres.

El hecho diferencial, es la presencia de San Sebastián, encarnada en un personaje real, con una máscara de expresión arrogante, un extraño atuendo y una flecha en el costado; pero lo más sorprendente es su cadencia al andar. Pasos lentos y un juego de pies complicado, como nunca se han visto.

Según cuentan los eruditos, San Sebastián sería un personaje legendario, de una vida azarosa que acabó en la contrición y el martirio. Esta es la extraña imagen que vemos pero, la gente de Laguna de Negrillos, imprime tanta pasión, tanta devoción, que por fuerza tuvo que ser real.

Volviendo al principio, la ‘moral’ –del latín ‘mos’– significa costumbre. Alguien que afirma haberse ‘acostumbrado’ a no hablar, sólo se puede jactar si lleva mucho tiempo callado. Por mi parte, mantengo la esperanza en que algún día, pueda yo decir que me he acostumbrado al Corpus de Laguna de Negrillos.
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