Un miembro del Comité de Seguridad de La Vasco cree que "la investigación fue insuficiente"

Este martes declararon tres testigos en el juicio por el accidente de 2013 y subrayaron que resulta "extraño" que no se abriera el post-taller y se mirara qué había detrás

R. Álvarez
14/03/2023
 Actualizado a 14/03/2023
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“Desde mi punto de vista, la investigación fue insuficiente”, aseguró el primero de los tres testigos que declararon este martes en el juicio por el accidente en el que fallecieron seis mineros de la Hullera Vasco Leonesa (HVL) el 28 de octubre de 2013. Ángel Villaverde García, que trabajó durante más de 20 años en la empresa primero como ayudante minero, después como entibador y más tarde como barrenista de rampa consideró que es “una cosa muy extraña” que en una explotación en la que se ha registrado un siniestro de esa magnitud, con seis fallecidos, heridos y gente con secuelas no se llegue a abrir el post-taller para ver “qué hay detrás”, si la bóveda ha caído aunque sea de forma parcial o si hay algún indicio de qué pudo haber ocurrido. Más teniendo en cuenta, dijo, que el taller permaneció intacto. “Es algo que me intriga”, reconoció convencido de que “si lo que se quiere es investigar un accidente hay que abrir la explotación y ver qué tenemos detrás”, por lo que concluyó que quizá “no se investigó lo suficiente”.

Villaverde, que también estaba en el Comité de Seguridad y participó como suplente en alguno de los recorridos que se hacían en la mina, aseguró que si durante ellos o en cualquier otro momento algún trabajador le hubiera presentado alguna queja sobre la falta de medidas de seguridad lo habría recogido y reflejado y dijo no tener constancia de que existiera miedo a entrar en el taller. “Ante una situación peligrosa, primero soy yo y después el trabajo”, explicó. Reconoció también la existencia de represalias dentro de la empresa y dijo incluso ser “propenso” a recibirlas porque protestaba y existían “castigos”, pero esa era una situación que no le “importaba”, insistió. “Teníamos nuestros rifirrafes y las cosas se negociaban, pero si yo consideraba que no tenía que hacer algo no lo hacía”, subrayó, “y si había que ir a picar una temporadita, se iba”. “Yo empecé a trabajar en el 92 y en el 93 ya empecé a entender cómo funcionaba aquello, pero no solo en esta empresa, en todas”, apuntó.

Este testigo declaró ser consciente de que en abril de 2013, unos meses antes del accidente, habían despedido a dos ingenieros “porque se habían negado a entrar en un sitio en el que ellos estimaban que había peligro” y que supo que la decisión “venía de arriba”. “No sé si era un aviso a navegantes o yo qué sé”, remarcó Villavede. Advirtió también que “en ese taller había gas y bóveda” y que eso era algo que sabía porque conocía a gente que trabajaba allí y que lo comentaba y reconoció que él “no estaría cómodo” barrenando en un sitio con bóveda si sabe que esta no está respondiendo de una forma normal. Sin embargo, insistió en que “una mina no es una oficina” y en ella el ambiente es “de mucha incertidumbre por muchas cosas, en unas por agua, en otras por gas…”

Respecto a si considera que habría habido alguna manera de evitar las muertes de estos compañeros estimó que “en una invasión instantánea y tan potente de gas te vas al suelo directamente. Olvídate del autorescatador, porque no te vale para nada, te vas al suelo y punto”, dijo al tiempo que reconoció que él habría entrado “como cualquiera” para tratar de ayudar “aún sabiendo que el autorescatador no era para eso” porque “es humano” intentar echar una mano en una situación como esa y la gente “se jugó la vida”.

Los letrados renunciaron a la segunda de las declaraciones previstas para la sesión de este martes, la de Santiago Tabuenca Lago y fue Jorge Luis Ardura Rodríguez, por videoconferencia desde Salamanca, en siguiente en intervenir. Él, que trabajaba como sutirador, estuvo en el taller del accidente durante tres días. “Sabíamos que había una bóveda que llevaba días sin bajar y tranquilo, tranquilo no estabas, pero bueno”, aseguró durante el interrogatorio. Respecto a si le consta que alguien presentara una queja sobre eso apuntó que “lo que había ahí ya se sabía” y que él no comentó nada. Afirmó también que en su opinión la ventilación funcionaba y consideró que los “picos” de metano se producen por pequeños hundimientos tras lo que “hay más gas y luego entra la ventilación y limpia”. No obstante, respondió que no recordaba muchas de las cuestiones por las que le preguntaron y aseguró que “tiene más validez lo que dije un mes después del accidente -en su declaración inicial- que lo que pueda decir ahora diez años después”, por lo que se reafirmó en esas palabras.

"En una mina sabes lo que hay"


Ardura subrayó también que no le suena que nadie dijera que no quería trabajar en ese taller, sobre todo porque en una mina “sabes lo que hay” y lo normal es que se cree un poco de bóveda al sutirar y se vaya rellenando a medida que se avanza, aunque “si la bóveda se hace cada vez más grande esa es una cosa que ya no es normal”. No obstante dijo que confiaban en la gente que estaba por encima de ellos, que tenían “estudios y sabían de ventilación y de minas porque no creo yo que nos fueran a mandar a estrellarnos contra la pared”, remarcó.

Tras él, David Fernández Castro, barquero, cerró las declaraciones de la sesión de este martes. Él participó en el rescate. Estaba en la planta de arriba, en la sexta, y reconoció que no oyó ni notó nada extraño. Lo avisó un compañero por el teléfono de la mina y bajó a ayudar. Entró con el autorescatador e intentó arrastrar a uno de los trabajadores. No pudo y fue entonces cuando vio una luz que se acercaba, era la del casco de Carlos Conejo y lo sacaron entre los dos. Usó dos autorescatadores, y cree que funcionaron bien, pero que duraron “poco” porque “estaba muy nervioso y estaba respirando muy fuerte”.

Respecto al taller del accidente indicó que “sabía que estaba mal, delicado, y andabas con ojo” porque “subía el gas, bajaba y oías que había bóveda”, pero reconoció que a él personalmente “nadie” le dijo nada. Le preguntaron también sobre si consideraba que la manera de proceder tras el accidente fue la que debería, durante el rescate, y afirmó que cree que lo que hizo “estuvo bien hecho”. “Lo que se me pasó por la cabeza fue entrar y ver lo que pasaba. No sé si deberíamos haberlo hecho, pero es que no sabíamos ni cuánta gente estaba dentro. Hicimos lo que pudimos”, afirmó.
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