Un maridaje a 887 kilómetros

887 kilómetros separan dos ciudades tan distintas como León y Almería, que ahora se han unido a cuenta de una de las pocas cosas que tienen en común, el gusto por el buen comer. Nosotros la cecina, el chorizo o el botillo. Ellos, las migas, el pulpo o la gamba roja, pero buen comer al fin y al cabo.

Y por el estómago, por el deseo de los almerienses de coger el relevo de los leoneses para ser capitalidad gastronómica, ha comenzado a tejerse una red de alianzas entre ambas ciudades que van más allá, que pasan de las cuestiones de ámbito agroalimentario a las empresariales y las culturales.

Y para plasmar esas alianzas, los compañeros del 'Diario de Almería' organizaron un desayuno para que el alcalde de León, Antonio Silván, desgranase las claves para alcanzar la capitalidad gastronómica que la ciudad andaluza quiere heredar en 2019. Aquí ya sabemos que intentar unir la voluntad de todos ha sido fundamental para lograr el título, pero lo cierto es que allí había mucho interés por escuchar a Silván, por conocer la hoja de ruta para lograr que la huerta europea se convierta además en capital de la gastronomía española.

Pero antes del desayuno había que conocer el terreno y nada mejor que hacerlo desde el aire para contemplar una provincia que está poblada de invernaderos en un 40% de su superficie. El mar de plástico que ha inspirado incluso una serie de televisión ha hecho de un desierto una extraordinaria fuente de riqueza. Y este mar fue precisamente la primera parada de la expedición leonesa. Acompañado por el alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, Silván conoció las instalaciones del Grupo Caparrós, que está especializado en la producción y transformación de frutas y hortalizas y que tiene una facturación anual de 70 millones de euros y una plantilla fija durante todo el año que supera las 600 personas. Sus excelsos tomates hidropónicos (cultivados sin tierra) y sus sandías al natural, en sorbete o maridadas con queso fresco hicieron las delicias de los representantes leoneses. Y ello derivó además que el chef Antonio Gázquez apostase por maridar la sandíaalmeriense con la cecina leonesa durante un encuentro de productos de ambas tierras previsto antes de que acabe el año.

'Casa Puga', una taberna fundada en el año 1870 en pleno casco histórico de Almería, fue la siguiente parada de la ruta, que sirvió para comprobar el gusto que tienen en la ciudad andaluza por las buenas tapas. Champiñones, gambas rojas, calamares...

Pero no sólo de pan vive el hombre y por eso hubo tiempo también para recorrer los 4,5 kilómetros de los refugios subterráneos de la Guerra Civil sin que en ningún momento uno deje de imaginárselos repletos de la gente que huía de los bombardeos. Y estando en tierra andaluza no podía faltar el flamenco, de la mano en esta ocasión de José Mercé y ‘Tomatito’, que cenaron con la delegación leonesa en la peña 'El Taranto'.

El desayuno del 'Diario de Almería' –con presencia de numerosas autoridades y representantes de la sociedad almeriense– dio inicio a la segunda jornada de un viaje que se cerró con una suculenta comida en 'Casa Joaquín', donde reinaron sus gambas y su rape con salsa de almendra. Dos días que en definitiva han servido para fijar las bases del hermanamiento entre la huerta de Almería y la despensa de León.