Un leonés gana 2.300 euros menos de media que un trabajador vallisoletano

La diferencia salarial no solo se da entre provincias de modo que en los municipios de León de menos de 1.000 habitantes los trabajadores ganan 10.000 euros menos al año de media que quienes están en la ciudad

Ical
07/12/2018
 Actualizado a 17/09/2019
Imagen de archivo de un trabajador en León. | MAURICIO PEÑA
Imagen de archivo de un trabajador en León. | MAURICIO PEÑA
La cohesión territorial es un aspecto fundamental en una autonomía con profundos contrastes como Castilla y León. Los rendimientos del trabajo que declaran los trabajadores de la comunidad, son un reflejo de las enormes diferencias económicas que existen dependiendo de la provincia en que se resida aunque esa distancia se dispara si se ponen frente a frente el medio rural y el urbano.

LaAgencia Tributaria facilita una imagen clara de esa situación en Castilla y León. Sus informes territoriales sobre declarantes de la Renta son contundentes, y revelan que trabajar en un pequeño municipio o en una gran ciudad puede suponer una diferencia cercana a los 10.000 euros en las retribuciones; y hacerlo en provincias como Zamora o Ávila, recibir hasta 5.000 euros menos de media que en Valladolid.

Los últimos datos que facilita el organismo tributario del año 2016, recogidos por Ical, revelan que el rendimiento medio del trabajo en las grandes ciudades de la comunidad, con más de 100.000 habitantes, se situó en los 21.390 euros de media, mientras que en los municipios de menos de 1.000 fue de 12.027 euros, es decir, un 43,7 por ciento de descenso, con 9.363 euros menos de salario.

Sin embargo, también existen diferencias entre vivir en un pueblo de menos de 1.000 habitantes de Burgos respecto a hacerlo en uno zamorano o abulense, ya que los burgaleses declararon de media 14.490 euros de rendimientos del trabajo en 2016, mientras que los de Zamora, se quedaron en 10.468, y los de Ávila, en 10.745.

Percepciones medidas


Las percepciones medias por provincia se situaron en 2016 entre los 20.445 euros de Valladolid y los 15.342 de Zamora o los 15.951 de Ávila, los territorios con menor rango salarial. Es decir, vivir en la provincia zamorana suponía para una trabajador ganar de media un 25 por ciento menos que en la vallisoletana, un porcentaje que en el caso de los abulenses se situó en el 22 por ciento de diferencia.

Junto a la provincia vallisoletana, se situaron por encima de la media de la Comunidad, la burgalesa, con 19.770 euros; y la leonesa, con 18.138. Por debajo estuvieron Palencia, 17.883; Salamanca, 17.842; Segovia, 17.585; y Soria, 17.140.

Los tramos


Los salarios merman a medida que disminuye el tamaño de la población, aunque de forma muy suave hasta los municipios intermedios de hasta 5.000 habitantes. En concreto, las poblaciones de entre 50.000 y 100.000 habitantes registraron unos rendimientos del trabajo medios en el año de estudio de 19.676 euros; las de entre 50.000 y 20.001, de 19.582; las de entre 20.000 y 10.001 de 18.054; y las de entre 10.000 y 5.001 de 17.876.

Los pueblos de entre 5.000 y 1.000 habitantes contabilizaron en su caso unos ingresos medios por rendimientos del trabajo de 16.111, una cuantía que se desplomó hasta los 12.027 euros en el caso de las poblaciones más pequeñas, donde las oportunidades de encontrar un empleo que permita desarrollar un plan de vida merman estrepitosamente, a lo que acompaña el envejecimiento y la despoblación, que amenaza gravemente su subsistencia en el futuro.

Los extremos provinciales


Por provincias, los niveles máximos de salarios están los municipios con más habitantes, los más de 100.00 de la comunidad, con Valladolid a la cabeza, con 21.994 euros, seguida por Burgos, 21.471; León, 21.311, y Salamanca, 20.072. Asimismo, en los de entre 50.001 y 100.000, están Ávila, con 20.157 euros de media; Segovia, con 20.002; Palencia, con 19.855; y Zamora, con 19.238. Por último, en Soria, el primer nivel de rendimientos está entre los 20.001 y 50.000 habitantes, con 20.109 euros.

En el extremo opuestos, los niveles de salarios más reducidos, están en los pueblos de menos de 1.000 habitantes, con rendimientos de 10.468 euros en Zamora; 10.745 en Ávila; 11.430 en León; 11.671 en Soria; 11.531 en Salamanca; 11.996 en Palencia; 12.190 en Valladolid; 13.659 en Segovia; y 14.490 en Burgos.

Medidas de cohesión


CCOO y UGT en Castilla y León constataron que estos datos son un reflejo de los enormes desequilibrios territoriales que existen en la comunidad, y demandaron políticas de cohesión que permitan aprovechar las fortalezas de cada zona, sus recursos endógenos, e impulsar la industria como garante de la generación de empleo de calidad.

El secretario general de CCOO en la Comunidad, Vicente Andrés, explicó a Ical, que los desequilibrios existen por el modelo productivo, con una “brecha importante” entre provincias como Zamora y Burgos o Valladolid.

Andrés recordó que Zamora es la provincia con más autónomos y un mayor peso de la agricultura y eso es lo que tira para abajo de las rentas, ya que las grandes capitales registran un empleo “más cualificado” en el sector industria, y constituyen los espacios con empresas tecnológicamente más avanzadas.

“Eso es preciso reequilibrarlo”, sentenció, para apelar a la puesta en marcha de planes de actuación para estas zonas, sobre todo del nordeste de la Comunidad, con medidas de discriminación positivas, para corregir los desequilibrios llevando empresas. La fórmula mágica está, dijo, en el aprovechamiento de los recursos endógenos y en la industria, dentro de una política industrial general para la Comunidad, con una apuesta decidida por la digitalización y la investigación, pero con apoyos concretos para estas situaciones distintas.

El secretario de Política Sindical, Industrial y Empleo de UGTCyL, Raúl Santa Eufemia, abogó por planes sectoriales industriales, que analicen las potencialidades propias de cada territorio, y actúen impulsando su aprovechamiento para generar actividad económica, empleo de calidad y riqueza en estas zonas.

Santa Eufemia indicó que las zonas que no han estado industrializadas deben aprovechar sus recursos mientras que aquellas que se deben reindustrializar, tienen que apostar por sostener los niveles de renta que se perdieron con los cierres empresariales. Siempre desde el reto de buscar nichos de empleo de alto valor añadido y de calidad para los trabajadores, vivan donde vivan.
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