Un leonés con la cabeza en el cielo y los pies en la tierra

Víctor Rodríguez, más conocido como Moncho, regresa del campeonato mundial de paramotor con el bronce por equipos y muchas ganas de seguir volando alto

C. Centeno
12/11/2017
 Actualizado a 18/09/2019
El leonés Víctor Rodríguez en Egipto, de donde ha vuelto esta semana tras participar en el campeonato del mundo de slalom de paramotor. | SEBAS FJ
El leonés Víctor Rodríguez en Egipto, de donde ha vuelto esta semana tras participar en el campeonato del mundo de slalom de paramotor. | SEBAS FJ
Volar, ¿quién no ha soñado alguna vez con hacerlo? El leonés Víctor Rodríguez, Moncho, lo tuvo en su cabeza desde que era un niño y nunca ha logrado apartarlo, ni tampoco ha querido.

Con tan solo dieciséis años, lo hizo por primera vez: voló en parapente, por entonces gracias a un permiso paterno, y con él lleva cumpliendo su sueño más de media vida, sin dejarlo nunca. Su afición por convertirse en ‘pájaro’ va en aumento y lleva años dándole alegrías deportivas, la última esta misma semana en Egipto, a donde viajó con el equipo español para participar en los campeonatos mundiales de paramotor que se celebraron en el país árabe. Logró la medalla de bronce en la modalidad de eslálom y quedó undécimo en la categoría individual, un buen resultado que intentará mejorar en las próximas competiciones, «trato de pelear por el Top 10», asegura.

El equipo español del que Moncho era parte estaba formado por seis personas, cuyas habilidades a bordo del paramotor sirvieron para lograr el bronce en un campeonato que fue mucho más que eso, ya que participaron personas de 30 nacionalidades diferentes y era «una apuesta del Gobierno egipcio para demostrar que no hay problemas de seguridad en el país», por lo que les brindaron protección constante para que nada se torciese. Los resultados fueron buenos, aunque el viaje comenzó con susto, ya que Víctor Rodríguez perdió durante el vuelo a Egipcio una de sus maletas, en la que llevaba una pieza del equipo de paramotor con el que iba a participar en las pruebas mundiales. El equipaje llegó sobre la bocina, «el día antes de que empezara la competición», comenta Moncho, y luego todo se desarrolló con total normalidad. Ya de vuelta a León, este joven deportista que profesionalmente es bombero en Valladolid –otro de sus sueños cundo era pequeño–, celebra los buenos resultados en Egipto pero ya prepara su próxima prueba, el campeonato nacional que se celebrará este mismo mes de noviembre en Chiclana (Cádiz). Aquí, en León, trabaja a diario para seguir volando alto. ¿La clave de su éxito? «Moverme mucho», confiesa Moncho, que tiene actividad constante en redes sociales (en Facebook es ‘Parapente Moncho’ y en Instagram ‘@moncho78’), en su página web ‘parapentemoncho.com’ y por todo el mundo, porque además de volar otra de sus grandes pasiones es viajar, buscando patrocinadores y colaboradores con su aventura. Junto a pequeñas empresas locales de León, se han unido compañías de otros puntos del mundo de todos los tamaños, como Fiat o Power2fly, con los que ya ha firmado para seguir con un deporte que, celebra, cada vez está más reconocido. También le apasiona cumplir el sueño de volar a los que lo deseen. «Me satisface muchísimo volar a gente», reconoce, ya que «siempre se fían de mí muchísimo», algo que agradece. No es su trabajo principal, pero siempre que alguien se anima a volar en parapente, Moncho está disponible para hacerlo realidad.La aventura de volar... y ayudarMoncho intenta volar a diario, siempre y cuando su trabajo se lo permita –recorre en parapente o paramotor diferentes puntos de la provincia–, pero aunque su cabeza necesite estar rozando las nubes, tiene los pies en la tierra, solo hay que ver sus múltiples «retos» solidarios para comprobarlo, algo que «me gusta hacer siempre», reconoce.

El último de estos retos ha sido cruzar volando España en diagonal, de Gijón a Almería, en solo tres días y medio, una hazaña que fue deportiva pero también solidaria, ya que gracias a ella la Organización No Gubernamental Acción Norte, de la que forma parte activa, pudo dar 75.000 comidas a un centenar de niños saharauis. 1.000 kilómetros que destaca como una «aventura» gratificante por dos partes: el reto personal y la ayuda que pudo brindar a los niños saharauis.

Dentro de esta ONG también ha viajado a campos de refugiados saharahuis para construir un parque de bomberos, y el colectivo de Bomberos de Valladolid del que forma parte ha donado un camión a la misma causa. En este aspecto, también da charlas en colegios para difundir su trabajo.

Un no para que ha permitido a Moncho poder disfrutar de todas sus pasiones: la de volar, la de ser bombero, la de viajar y también la de ayudar a los más necesitados, además de poner su nombre en la élite de este deporte, con el que ha llevado a León a las nubes.
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