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Un inglés, un italiano y un español

15/11/2022
 Actualizado a 15/11/2022
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Todos tenemos en la mente los típicos chistes que tienen como protagonistas a un inglés, un francés, un español, un andaluz, un gallego… destacando la originalidad de los más cercanos a nosotros. Sin duda España es por muy variadas razones lo mejor del mundo, a pesar de nuestros múltiples defectos y de que sean los españoles los mayores enemigos de su patria.

No obstante tenemos motivos para envidiar a algunos ciudadanos de otros países, concretamente a ingleses e italianos. Con frecuencia nos llama la atención la facilidad con la que los italianos cambian de gobierno. Lo que a primera vista pudiera parecer un signo de inestabilidad es una excelente demostración de auténtica democracia. No consideran el ejercicio del poder como algo vitalicio, no se nota ese afán de aferrarse al sillón como ocurre en España. No es para ellos un drama el hecho de que dimita un presidente del gobierno. Y tampoco les va tan mal. El pretender amarrarse desesperadamente a la poltrona de forma vitalicia y a cualquier precio es algo propio de las dictaduras o de las repúblicas bananeras. Desgraciadamente la situación actual de España no está libre de ese peligro. Si no ocurre no será por falta de intentarlo.

Pero acerquémonos a los británicos. En muy corto espacio de tiempo han contado con tres primeros ministros. No ha sido necesaria para estos cambios una convocatoria electoral ni la tradicional moción de censura de los partidos de la oposición, sino que dos de ellos han sido desbancados del poder por miembros de su propio partido. Algo que parece impensable en España y no siempre por falta de ganas de sus compañeros. Lo cual quiere decir que por parte de los correligionarios no hay verdadera libertad, que la cerrazón o el miedo a las represalias hace que nadie se atreva a levantar la voz. A lo sumo procuran evitar hacerse una foto con el líder a quien en el fondo aborrecen.

Por todas estas razones sentimos una cierta envidia de lo que ocurre en esos países en los que los políticos conjugan bastante mejor que los españoles el verbo dimitir, sin esperar a que los echen, tan pronto como tiene conciencia de haber cometido algo que no está bien en un dirigente de la sociedad. Por ejemplo, mentir. Pero supongamos que un gobernante traiciona gravemente a su patria y que miembros importantes de su partido son conscientes de ello y sin embargo se lo consienten y no alzan la voz por miedo. ¿No deberían unirse, alzar la voz y votar contra semejantes despropósitos?
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