Un infierno de autovía

El tramo de la Autovía de la Plata que discurre entre León y Benavente, más que la A-66 es, desde hace ya tiempo, la A-666; un infierno de autovía, vamos… (por eso del apocalíptico número de la bestia y su vinculación con el diablo, ya me entiendes…). Vale, ya sé que no he tenido ninguna gracia; pero menos aún tiene circular por ella, te lo aseguro; y no te digo nada si lo haces con cierta frecuencia…

No me digas por qué, pero la León-Benavente siempre ha dado que hablar. El 15 de diciembre se cumplirán quince años de su inauguración, y aquello, por si ya no lo recuerdas –que muchas veces la memoria nos traiciona–, fue poco menos que un regalo de Navidad, que llevábamos como veinte años esperándola… y no terminaba de llegar. Aún a día de hoy sigo sin explicarme cómo es posible que tardara tanto tiempo en entrar en servicio, con un trazado, a priori, sin mayores complicaciones, y una necesidad imperiosa para aliviar el tráfico de la más que saturada N-630…

Y cuando, por fin, nos las prometíamos muy felices, no tardamos mucho tiempo en volver a la cruda realidad a la que estamos acostumbrados en esta tierra…; que la alegría dura poco en casa del pobre, vamos. Y la autovía León-Benavente volvió a dar que hablar…

Hace ya tiempo que la A-66 pedía a gritos ser arreglada, pero nada… Y, claro, la situación fue empeorando hasta convertirse en un auténtico suplicio, teniendo que esquivar como buenamente se podía los continuos baches… lo que, a la postre, hacía que se circulara más por el carril izquierdo que por el derecho. Con el consiguiente riesgo de multa, claro. Y hace casi cuatro meses, el Ministerio de Fomento trató de solucionar el problema… reduciendo el límite de velocidad de 120 a 100 kilómetros por hora. No, no es broma…

Al final, se ha decidido arreglarla; aunque, eso sí, parece que va para largo pues, por lo que han dicho, no estará finalizada hasta la primavera de 2020. Míralo –si es que aún tienes paciencia– por el lado bueno: las obras ya están en marcha…