Un incómodo (ex)Quijote

09/06/2020
 Actualizado a 09/06/2020
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Sobrecoge relatar el escenario de una tragedia, aunque la certeza se esconda en un rincón que solo podremos coser aportando el pedazo de imaginación que el subconsciente dibuja. Pero lo que descubre el telón no permite ponerle freno a esa insconsciencia que lo completa. Una pareja de la mano, él, aquijotado y envenenado en frases que siempre considera acertadas por la contundencia con la que pretendidamente llena. Rebosa tanto esa verdad narcisista que se convierte en política y así cabalga sobre su caballo blanco. Y habla de Bierzo y de unirse al que ostente el poder con el fin de dejar el banquillo…Le salieron los dientes en la izquierda, amamantó de la derecha y se coaligó a un bercianismo original, que repartía pizarras tatuadas, manzanas y peras made in Bierzo para hacer campaña. Para cantar un himno, para blandir una bandera y para amar… estaba Dulcinea. Ambos bajo el paraguas del mismo sentimiento político. Quijote concejal, ella su sombra alada cuidando los límites. Lo que hubiera en la posada se queda tras esa puerta imposible de rebasar, si no fuera porque la piel habla y cuaja y finalmente sentencia. Una piel que palpita, sin brillo ahora, amordazada por un respirador que le ayuda a hacerse camino a la vida. Esa piel que se dejó arrastrar por el discurso abrumador del caballero y se fue quedando, a jirones, colgada de quien ahora llora en prisión. El edil lleva por delante un ex de todo ydeja un sabor de amargura a los que con él auparon la bicolor. No había gigantes, solo molinos en ese Bierzo que nunca quiso verse reflejado en un espejo de violencia de la mano de quien saca pecho para decir que conoce la clave de su futuro. Y tal vez ahora toque quemar los libros de caballería para apagar con el fuego la pesadilla de la enamorada esquivando la muerte. Presunciones todas, pero realidades también y Don Quijote, era solo una novela.
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