Un cuarto de siglo viajando a través de la música de la Banda de Ponferrada

Contar con un local propio y con la independencia que la cultura necesita son los grandes retos que se marca la agrupación para seguir cumpliendo años como emblema de la ciudad

Mar Iglesias
04/09/2021
 Actualizado a 04/09/2021
Concierto de cumpleaños de la Banda Ciudad de Ponferrada en el Auditorio de la ciudad. | MAR IGLESIAS
Concierto de cumpleaños de la Banda Ciudad de Ponferrada en el Auditorio de la ciudad. | MAR IGLESIAS
Aunque la Banda de Música Ciudad de Ponferrada suma unos 140 años de vida, como asociación sopla 25 velas este año, y ha querido hacerlo regalando su mejor concierto. Música, imagen e historia de la mano para repasarsus recuerdos, los de sus directores, sus músicos…

Y en medio de la celebración con fuegos artificiales y las estrellas como espectadoras en el cielo sobre el Auditorio de Ponferrada, claro está, las notas que por primera vez se tocaban en la Banda de la mano del compositorRaúl Martín Niñerola.

La Sinfonía Número 1 Iacobus acompañó a una tarta imaginaria en un concierto con sabor a clave de sol y pasado que la Banda seguirá celebrando a lo largo de todo el año, con su participación en las fiestas de la Encina –el día 6 de nuevo tocarán en Ponferrada, en la plaza Mayor-, después estarán en la gala de selección final del himno de la Ponferradina defendiendo su canción al lado del cantante local, Alberto González, y más tarde comenzarán los preparativos de las navidades.

Veinticinco años son más que eso paro Ana Beatriz Silva, presidenta de la Asociación de la Banda Ciudad de Ponferrada, que, con tan solo ocho, comenzó a tocar en la formación. Ella fue la que firmó el acta fundacional de la agrupación cuando, en 1996, se comenzaron a crear las asociaciones culturales en la ciudad «y nosotros decidimos hacerla. Hemos hecho una andadura de 25 años y esto ha sido parte de mi vida», dice. Pasos que ahora quiere que dejen huella también en los que se han ido incorporando a aquella familia abuela «queremos que vean de dónde venimos, que no solo vengan, toquen y se vayan, sino que conozcan nuestra historia».

Por eso la celebración homenajeó a los directores que han pasado por la Banda, algunos desaparecidos ya, hasta llegar a hoy, con Javier Cerezo detrás de la batuta.

Silva mira atrás con un sabor nostálgico pero también de progreso recordando «cuando solo éramos 17 y tocábamos en los parques. Los chicos, cuando se lo contamos, no se lo creen».A partir de ahí, lo mejor es que siempre han ido avanzando «ha habido épocas de altibajos porque ha ido un poco con la vida, si hay altibajos económicos también se nota. También depende de quién gobierne», afea, pidiendo una independencia que aún hoy no han conseguido «la cultura no tendría que estar reñida con gobiernos. Tiene su punto importante siempre, en toda nuestra vida».

Sí reconoce que la Banda ha peleado por defender su sitio y, en ese camino «hemos encontrado gente que nos ha ayudado mucho, otros han puesto la zancadilla, pero hemos saltado muros y aquí seguimos». Lo hacen con salud y multiplicándose hasta los 50 componentes en las actividades habituales, o incluso llegando a los 90 en las más destacadas.

En cuanto a riqueza musical, la Banda ya tiene cubiertas todas las vertientes excepto una, «nos faltan bombardinos, pero tal vez es que es un instrumento que se estudia menos en el Conservatorio o puede que la gente, por desconocimiento, no se acerque a la Banda», dice Silva. Y es que en ella no solo se dan cita estudiantes de Conservatorio, sino también músicos que completen unos requisitos para poder unirse al grupo.

En 2001, la relación de la Banda con el Conservatorio se hizo mayor y, desde entonces, ha seguido adelante, con más instrumentos y modernizando su repertorio. Incluso en el último año han resuelto carencias que el director, de cuna valenciana y cultura de banda, denotaba. El emblema bordado en las chaquetas de su uniforme o la bandera se han unido al proyecto «y eso ha hecho crecer a la Banda exponencialmente», dice Silva.

Pese a las dificultades que ha traído la incursión de la mascarilla en los hábitos vitales del día a día, Silva reconoce que este año le deja un buen sabor de boca «nos hemos tenido que reinventar. Hay cosas que teníamos planteadas y que no hemos podido hacer, otras que habíamos pensado y rehicimos...Hemos ahorrado dinero para poder hacer la bandera y es algo de lo que estamos orgullosos».

Pero no solo la pandemia ha dejado dificultades, sino que ha puesto la tilde a una que Silva lleva como espina, la falta de un local «ahora ha salido la cesión de locales del Ayuntamiento y estamos esperando a que nos den uno para poder disponer de él. Nos encantaría tener nuestro propio local sin que dependiera de unas cosas y otras. Tengo la esperanza de jubilarme y poder haberlo conseguido. Que los chicos puedan tener su Banda y, cuando se vayan y regresen a su ciudad, puedan volver a ella», se marca como reto.

La Banda para la ciudad hoy «es un referente», dice Silva, que complementa el panorama cultural de la ciudad. Pero es una formación única, que pone las notas a las tradiciones, que es embajadora de la ciudad donde va y que es «por y para la ciudad».Y así han conseguido «un equilibrio» entre el ayuntamiento y la Banda. Desde la perspectiva del pasado, lo que busca Silva es que la formación que vio nacer, que acunó y con la que hoy comparte la partitura de la vida, pueda seguir trabajando y marcando sueños «que la gente que se va a estudiar fuera vuelva. Que sepan que tienen su familia musical y que no se olviden de volver».
Lo más leído