Un Camino desde la Playa de La Espasa

Miembros de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Pulchra Leonina continúan con sus etapas de la ruta del Norte

L.N.C.
06/02/2020
 Actualizado a 07/02/2020
Los caminantes que recorrieron la etapa, en uno de los tramos más embarrados. | MARTA ROMÁN
Los caminantes que recorrieron la etapa, en uno de los tramos más embarrados. | MARTA ROMÁN
La Asociación de Amigos del Camino de Santiago Pulchra Leonina de León continuó el pasado domingo 2 de febrero, con las etapas del Camino del Norte iniciado en enero. Más de un centenar y medio de socios recorrieron los 23 km que separan la Playa de La Espasa, en el Concejo de Caravia de Villaviciosa.

Con un cielo que hacía presagiar un caluroso y atípico día de febrero, se inició la etapa en el aparcamiento de la playa de La Espasa. Cerca de este punto, existe un desvío del camino para visitar la iglesia prerrománica de Santiago de Gobiendes, declarada monumento histórico-artístico en 1931, aunque la distancia y la dureza de la etapa no recomendaba visitarla a pie. De aquí, en leve ascensión, los peregrinos se adentraron en una senda entre prados, que devino en un barrizal donde los caminantes se apretujaron por el estrecho paso iniciado con un pontón de piedra, sorteando el barro cual escolares en fila organizada.

Una vez superado el camino y tras unos kilómetros, se divisaba ya la villa de Colunga, primer y único lugar en el que avituallarse hasta el final. 'La Villa', como la conocen sus gentes, ofrece todo tipo de servicios al peregrino. Tras un ligero refrigerio, continuaron el ascenso a la localidad de Pernús, punto este en el que esperaban los autocares para aquellos que decidieron dar por finalizada la caminata.

El grupo más numeroso siguió en un ascenso prolongado hasta la localidad de La Llera, coincidiendo allí con la celebración de la fiesta de la Candelera, en honor a su patrona la Virgen de la Candelaria. Entre cohetes, los peregrinos se alejaron adentrados ya en tierras del Concejo de Villaviciosa. Tras descender por las localidades de Priesca y la Vega, se pasó bajo la autopista del Cantábrico para llegar a Sebrayo. Unos cuantos ascensos y descensos posteriores, se divisó ya la Ría de Villaviciosa, con la marea baja.

Tras alcanzar Villaviciosa, los peregrinos pudieron disfrutar del merecido descanso gozando de la gastronomía de la zona acompañada de unas sidrinas. Y listos para volver en breve a retomar el camino, retornaron cansados y contentos a León.
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