Un bello libro de páginas verdes

11/10/2019
 Actualizado a 11/10/2019
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Fue la solución al aislamiento. Fue el autobús que llevó a los habitantes de los pueblos a la capital de bancos y médicos, a los estudiantes a clase, a los jóvenes a las fiestas, a los maestros al hogar el viernes para regresar el lunes, a los obreros al tajo, a las vendedoras con sus gallinas al mercado, a los invitados a las bodas, a los indianos hasta el puerto de los sueños de ultramar...

Los viajeros apretados en el interior. Las maletas atadas en el techo y cuando el espacio se agota algún joven debía viajar subido al precipicio y pescante, como si fuera una diligencia.

Fue. Fue después vehículo hippie sobre el cabalgaron las modas y los nuevos modos, los movimientos que asombraron a las madres, sorprendieron a los padres, acabaron con las telas de las abarroterías del pueblo, le dieron nueva vida a las sandalias olvidadas y a las alpargatas de esparto que ya nadie quería.

Fue. Fue barco varado en las afueras del pueblo. Nido de amor de los adolescentes que abandonaron el baile de la fiesta, primer hotel de quienes abrieron sus puertas como si el paraíso tuviera entrada. Y alguien lo pintó de verde porque allí vivían muchas de las esperanzas de días de nuevas aventuras y noches de viejas conquistas y sueños.

Fue. Y sigue siendo un bello libro de páginas verdes.
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