Un argentino que en León no era extranjero

El cantautor argentino, fallecido esta semana, pasaba todos los años por León, por el mismo lugar, el Pub Hula Hula, y convertía sus presencias en un canto de libertad y un encuentro con los amigos de siempre

Fulgencio Fernández
29/12/2019
 Actualizado a 29/12/2019
rafael-amor-291219.jpg
rafael-amor-291219.jpg
El día que en León se cerró el pub Hula Hula todo el mundo hacía la misma pregunta: «¿Y ahora qué pasa con Rafael Amor, dónde cantará, dónde contará?».

Y es que desde hacía décadas, allá por el invierno, el Hula Hula recibía el recital del cantautor argentino, «el poeta, el loco, el soñador», como él mismo cantaba en su preciosa ‘Cinco minutos en la juguetería’. Y Charo, la dueña, cantaba alguna canción con él.

Y siempre el mismo público, sus amigos de León, unas decenas, como a él le gustaba: los dueños del pub; María la de la Cope; Carlos Tejerina, que venía desde Gradefes con su enorme radiocassete para grabar el concierto entre las bromas de Rafael; Lucas el mecánico de bicicletas de Matallana, que no parpadeaba;el ex alcalde de Puente Almuhey, Miguel Ángel El Pesca; nuestra colaboradora Laly del Blanco y su marido Emilio; ... y tantos otros, a todos les hablaba por el nombre, les preguntaba por los suyos, desde el escenario, les gastaba una broma. Un día vio a Laly sin Emilio, preguntó por él y al decirle que había fallecido le dedicó la canción que sabía que más le gustaba, ‘El perro cijo’.

Y es que Rafael Amor no venía a ofrecer un concierto, que también, venía a ver a sus amigos, con los que después tomaba unas copas, dormía en sus casas, contaba sus historias y después mantenían el contacto por las redes, correos electrónicos...

Rafael era tan buen contador como ‘cantador’. Un argentino errante y perseguido, que hacía de sus conciertos un monólogo con canciones, con bromas y verdades... que mezclaba las denuncias con sonrisas, las anécdotas con recuerdos y luchas.

Pese a esta pasión por los espacios pequeños, por los conciertos entre amigos, también había conocido en su tierra los conciertos con estadios llenos y era autor de canciones que se convirtieron en verdaderos himnos, como ‘No me llames extranjero’, esa canción que siempre le pedían en los conciertos y presentaba diciendo:«Me da mucha bronca porque sigue teniendo tanta vigencia como cuando la compuse, hace cuarenta años». Y se arrancaba con ella: «No me llames extranjero, por que haya nacido lejos, /o por que tenga otro nombre la tierra de donde vengo (...) No me llames extranjero, / mírame bien a los ojos, / mucho más allá del odio, / del egoísmo y el miedo, / y verás que soy un hombre, / no puedo ser extranjero».

Muchos grandes de la canción interpretaron temas suyos, como Alberto Cortez, Los Sabandeños, Mercedes Sosa... pero curiosamente dio ‘el campanazo’ en España desde la tele.Acudió a un programa de Jesús Hermida, y recitó su famoso tema ‘El perro cojo’, un poema de Benítez Carrasco. Impresionó el argentino, tanto que unas semanas después regresó al programa, «ante el aluvión de llamadas pidiéndolo», según explicó el propio presentador, en aquellos tiempos en los que no era posible buscarlo en Internet.

Regresó muy poco después de cerrar el Hula Hula, pese a haberse afincado en Cantabria. No era lo mismo. Ahora supimos que ha muerto un argentino que en León no era extranjero.
Lo más leído