01/02/2022
 Actualizado a 01/02/2022
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Cualquier persona que desee obtener rentabilidad a su dinero debe plantearse dar el salto de ahorrador a inversor. Tal y como están los tipos de interés en 0 y con la inflación disparada en todo el mundo se hace necesario ‘asumir’ algo de riesgo (no existen activos sin riesgo), lo más controlado posible, si no queremos ver cómo nuestro dinero pierde valor año a año. Es decir, no podemos ‘no decidir’ y que ‘las cosas continúen como están’, porque este mundo en el que vivimos se ha acelerado mucho en estos últimos años en parte consecuencia de esta pandemia.

La recuperación económica está siendo sostenible con buenos resultados empresariales y esperamos un año de renta variable alcista, aunque eso sí con bastante volatilidad debido fundamentalmente a los riesgos de la pandemia y a los cuellos de botella que se producen. Producen también volatilidad el incremento de OPV en 2021 (el mayor en los últimos veinte años), la inversión en productos apalancados (el mayor de la historia), la entrada de capital en fondos y ETFs desde el 2020 (el mayor de la historia), rentabilidades anualizadas por encima de la media histórica, la burbuja de las criptomonedas y por supuesto la inflación. Esta hará que los bancos centrales tarde o temprano actúen y suban los tipos de interés: pensamos que en EEUU cuatro veces este año, aunque no parece que lo hagan en Europa, al menos a corto plazo, pues piensan que se irá moderando. Un tema que preocupa es la elevada deuda que sigue aumentando por efecto pandemia. Otra cuestión que genera turbulencias es que el famoso ‘tapering’ –compra de deuda por parte de los bancos centrales– se termina este año.

Pero esta volatilidad nos ofrece oportunidades de entradas para obtener mejores retornos a medio y largo plazo. La incertidumbre –véase ahora Rusia-Ucrania– genera oportunidades.

Esperamos que los resultados empresariales –que son al fin y al cabo los que miden a largo plazo el valor de las empresas cotizadas– sean de doble dígito y, en este sentido, preferimos Europa a EEUU porque si miramos el histórico de valoración de las empresas vemos que EEUU es el mercado más claramente sobrevalorado (un 20% más caro que su histórico).

La renta variable global en los últimos doce años se ha revalorizado el 400%, es decir, un 13.5% anual. Con esta subida, las valoraciones en Europa están en estos momentos un 10% más caras que su histórico por lo que se ve prudente aprovechar caídas para tomar posiciones.
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