¿Tú estás loco? No señor

17/04/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Al lado de la vieja La Crónica había un bar, lo hay, el Dorleta. En esta tierra, por suerte, hay un bar al lado de todo, lo que te permite quedar con cualquiera sin necesidad de grupo de wasap, porque habrá mucha gente que no sabe qué parroquia es la San Isidro Labrador —yo mismo— perono hay nadie que no sepa dónde quedan Casa Blas, La Torres, el Chivani, el Memphis, el Alaska, el Infierno o cualquiera otro, en cualquiera de los puntos cardinales de la ciudad.

Vuelvo al suco, el de aquel bar. Tenía un cliente habitual, Vicente, un albañil irrepetible, conversador con más gracia que 14 monologuistas juntos. Gracia modelo Chaves/Griñán, de la de «yo no sé». Reñía un día de agosto y calor con un compañero de vinos, habían ido a Pola a tomar una sidra pero el amigo se quejaba de que Vicente llevaba la calefacción del 4L puesta: «A mí me lo vendieron en enero y venía así... Bastante hago que me lo dieron en primera y ya le meto hasta la cuarta».

Vuelvoal suco otra vez. Llevaba Vicente un perro de compañero e iba muchos días a buscar al nieto a la salida del colegio, para tomar los tres el vino juntos. Vicente vino, el nieto mosto y el perro las tapas.

Les colocaron el cartel de «perros no» y Vicente entraba con el perro, pero dejaba atado a un árbol de la acera al nieto. «¿Tú estás loco?»

- Loco estaría si lo hago al revés, lo que yo te diga.
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