28/03/2017
 Actualizado a 15/09/2019
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Hace 25 años que 500 mineros unidos y en solidaridad se convirtieron en nómadas, dejaron la manada, para salir del pozo de la agonía y llegar hasta Madrid, para alargar el futuro del oro negro de una comarca que más que herida está muerta de rabia, que escucha el silencio de unas calles vacías, de locales en venta, de bares sin ruido, de gentes que con el respeto debido les hierve la sangre por tanto desatino de tanta promesa incumplida.

Toca defender León, hoy y mañana toca defender León, con garras como los félidos defendiendo su manada, hagámonos fuertes bajo el Patsuezu, desde el valle de Tsaciana hasta Bragança ciudad hermana, ruta como una autovía de grande y no utopía, con parada en Torneros como plataforma logística, con salida al mar como la llengua asturlleonesa, que recorra el cantábrico de idas y venidas hacia la vieja Europa.

Si levantamos la voz, nos caen chuzos de los que se inventaron una comunidad no votada sino impuesta, por los que quieren hacer política en mayúscula y a lo grande para que el eje Valladolid-Burgos sea el santo y seña de Castilla la Vieja, mientras subyace el Reino en sumisión y resignación. Las y los que quedamos cada vez menos y más viejos nos quieren callados y obedientes, no vaya a ser que molestemos a los que viven y duermen en Palacio.

De Tras Montes hasta Torneros, llegando al mar por Xixón, ruta de cultura y mercancías, tiene que ser la piedra angular para asentar riqueza y población, un común denominador de la Unión Ibérica bailando el Chano, para hacer más grande la Unión Europea.

Levantemos los callados activando nuestro mineral para que las comarcas vuelvan a ver la luz y las empresas eléctricas escuchen nuestro grito ante una nueva marcha, al ritmo de la gaita trasmontana o mirandesa, sanabresa, cabreiresa, alistana o leonesa, luchemos en común, con el respeto de nuestra cultura y el ruido del silencio.
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