Trío de reinas

Las águilas reales alcanzan la madurez sexual a los cinco años en el caso de las hembras

Javier Valladares
14/08/2019
 Actualizado a 17/09/2019
Una pareja de águilas reales. | JAVIER VALLADARES
Una pareja de águilas reales. | JAVIER VALLADARES
En esta ocasión mi artículo no versa sobre una especie en concreto, sino sobre un acontecimiento o una fecha. Ya en otras colaboraciones he hablado sobre el águila real, la especie sobre la que se ha centrado buena parte de mi trabajo los últimos años. Desde mi aguardo en la montaña central leonesa he sido testigo de la vida de estas rapaces durante los últimos 8 años. Todas las estaciones y casi todos las etapas de la vida de estas enormes rapaces han quedado reflejadas en mi retina o a través de mis fotografías. Pero el pasado mes de noviembre hubo un hecho que nunca se había dado. La pareja que se ha quedado con el territorio, echando a otras águilas que por allí deambulaban por fin saco una cría adelante.

La hembra de seis años y el macho de cinco, inseparables durante los últimos dos años por fin habían sido capaces criar. O al menos es la primera vez que me han presentado a su prole. Gente de la zona me comentaba que ha habido más cría otros años, pero lo cierto es que en los años que llevo trabajando la especie, nunca hasta esa fecha pude confirmar ese extremo.

El 4 de noviembre ya la infanta, una preciosa hembra, hizo una breve aparición. Más ruidosa que sus progenitores, y con un precioso plumaje juvenil de primer año, se posó en el suelo muy nerviosa al lado de su madre. Fue un momento muy especial para mí, y muy emocionante. Al igual que otras grandes águilas, las reales no alcanzan la madurez sexual hasta los cinco años.

El 15 de noviembre se repitió la situación, aunque los buitres que acudieron a la comida que les puse a las águilas hicieron que la cría se mostrara muy esquiva y nerviosa.

El 2 de noviembre no pude aguantarme y repetí visita a las reinas de los cielos y fue uno de esos días para no olvidar jamás. Tanto la pareja como la cría entraban sin cesar y se posaban a pocos metros de mi aguardo, desde donde oculto, a través de un cristal espía, las fotografié a placer durante una interminable sesión. Tengo miles y miles de fotos de la especie, pero las fotos de ese día no creo que se repitan jamás. Y es que tener tres reales a pocos metros de ti, no es algo que pase todos los días.

Después de esa fecha pronto empezó un nuevo ciclo reproductivo, y los padres echaron de su territorio a la cría, que deambulara todavía durante unos años, hasta alcanzar a su vez la madurez sexual y encontrar pareja con la que establecerse en un nuevo territorio.

Este año aun nada me hace pensar que hayan criado de nuevo. Tardarán todavía un par de meses en hacer acto de presencia con su nueva infanta, si es que este año las condiciones les han permitido sacar adelante una nueva cría.

Todas las fotos de mis artículos han sido realizadas con la autorización y supervisión de la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Castila y León.
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